350 kilómetros de playas para vacacionar en Manabí

La playa de Pedernales es la que más visitantes tiene dentro de la zona del terremoto. Foto: Wladimir Torres / EL COMERCIO

La playa de Pedernales es la que más visitantes tiene dentro de la zona del terremoto. Foto: Wladimir Torres / EL COMERCIO

La playa de Pedernales es la que más visitantes tiene dentro de la zona del terremoto. Foto: Wladimir Torres / EL COMERCIO

Hay dos maneras de reactivar a Manabí: visitando sus destinos turísticos, sobre todo de playas, y saboreando su gastronomía a base de mariscos, plátano verde y maní.

Los destinos más afectados por el terremoto, como Bahía de Caráquez y Pedernales, retoman parte de su movimiento y ofrecen planes turísticos para los vacacionistas de la Sierra y de la Amazonía.

En Pedernales, donde 42 establecimientos hoteleros colapsaron por el sismo, dos hoteles atienden frente al Malecón, pero el sector apunta con ingenio a la reactivación. Por ejemplo, los quioscos de madera y palma frente al mar, que antes del sismo tenían como negocio la venta de licor y cocteles, ahora son restaurantes.

A pesar de que fue el epicentro del terremoto, Pedernales parece recuperar más rápido su ambiente, con movimiento en las calles y turistas en las playas; aunque todavía pocos respecto a otras temporadas, según operadores de turismo.

Un mes después del sismo, José Rodríguez, de 25 años, quien perdió tres mototaxis aplastadas por las edificaciones, reabrió su escuela de surf, donde recibe la “voluntad” de los turistas por sus clases. En los últimos fines de semana la afluencia de público repuntó, dice. Él también opera una de cuatro naves que hacen recorridos para avistar ballenas.

También impulsan tours a la Isla de los Frailes, para observar piqueros de patas azules (USD 4 por persona). Y a la Isla de Camarones, donde se invita a presenciar el cultivo del crustáceo en mar abierto. “Yo creo que nos vamos a levantar y Pedernales va a quedar mucho más bonita”, dice Rodríguez.

Más hacia el sur, el balneario de Bahía de Caráquez, con el 60% de su infraestructura destruida, lucha por reactivarse.

Nancy García, administradora del hotel Bahía, deriva sus visitantes a la empresa Marina 69, donde los turistas pueden practicar sky acuático, alquilar kayak o motos marinas o pasear en bananas inflables.

Crucita, la playa de Portoviejo, se promociona con la practica del parapente. Foto: Wladimir Torres / EL COMERCIO

Desde la vecina población de San Vicente parten paseos fluviales por el estuario del río Chone hasta la isla de Los Pájaros y la isla Corazón, para el avistamiento de aves.

El hotel Bahía, con 40 habitaciones, sufrió resquebrajaduras en el piso de la primera planta y grietas en las paredes. “Hemos reducido el valor de la habitación sencilla a USD 10. Y ofrecemos descuentos mayores a grupos”. Su fuerte ahora es el hospedaje a las personas que trabajan en la reconstrucción. “Tenemos la esperanza y la mente positiva de que los turistas van a volver”.

Bahía tiene balnearios de aguas calmas en la desembocadura del río Chone y el océano bravo, propicio para el surf. Entre Pedernales y Bahía están Jama y Canoa. Jama ha perdido capacidad turística, pero El Matal, un puerto de pescadores a 15 minutos, tiene el atractivo de una piscina natural.

En Canoa, el hostal Coco Loco ofrece recorrido en caballos por las playas (USD 40 por persona por tours de 4 a 5 horas). Al lado se encuentra el Hostal La Vista, con cuatro pisos; es uno de los pocos con vista a la playa. "Tenemos 10 habitaciones, por grupos planteamos una tarifa con descuento. Hicimos reparaciones tras el terremoto y estamos presentando un lugar renovado”, dice Kristian Elstad, noruego que se estableció en el lugar en el 2005, junto a su esposa ecuatoriana.

En Crucita, entre Bahía y Manta, los hoteles diversifican su oferta para esta temporada y esperan a los visitantes desde mediados de julio hasta inicios de septiembre. En uno de los cerros se practica parapente.

Vinicio Carrera, propietario de la Hostería Venecia, propone a sus clientes que además de la playa disfruten de balnearios de agua dulce, con tours a piscinas y ríos en los cercanos sectores de La Boca, en Rocafuerte o en la vía a Santa Ana.

El recorrido por la Ruta del Spondylus hasta Puerto López es otra oferta. El tour de un día vale USD 50 por persona e incluye el paseo para avistar a las ballenas. "Se está reactivando el turismo. Como está la situación ahora no llegaremos a la afluencia normal de otros años, pero posiblemente alcancemos hasta un 50%. Esas son las expectativas que tenemos”, dijo Carrera.

En la Hostería Venecia, con 50 camas, el promedio del costo de la habitación sencilla es USD 20. Por estas fechas se descuenta el 20% a grupos que se queden por más de tres días.

Alimentación y hospedaje

En el restaurante Costa Azul (Canoa) se consigue un plato de langosta en USD 12 y de langostino, en 10.

El tour de dos horas para ver las ballenas en Pedernales vale USD 15 por persona.

El hospedaje en Pedernales cuesta desde USD 15 la noche.

El Hostal La Vista (Canoa) tiene habitaciones con baño privado desde USD 25 por noche o USD 35 con aire acondicionado y cable.

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