En el Ecuador, los estudiantes que asisten a clases presenciales deben cumplir un protocolo de bioseguridad por la pandemia. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO
Un total de 626 instituciones educativas han vuelto a clases presenciales en Ecuador hasta este martes 30 de marzo del 2021. De ellas 566 son fiscales, 24 fiscomisionales y 36 particulares. Los docentes que participan de los planes piloto de retorno progresivo suman 1 918 y los estudiantes que asisten a los planteles son 24 775.
El Ministerio de Educación informó el 23 de marzo que un día antes, el COE Nacional levantó la suspensión de clases semipresenciales a 15 instituciones a partir del día 23 del presente mes. Sus Planes Institucionales de Continuidad Educativa (PICE) para el retorno progresivo y voluntario ya habían sido autorizados.
La Cartera señaló que ha trabajado en la elaboración de los PICE con todas las unidades educativas a nivel nacional y que, en conjunto con el Ministerio de Salud, autorizará el uso progresivo de las mismas, de una manera alternada, progresiva y voluntaria, siempre con una previa valoración de la situación sanitaria.
Los padres de familia que no deseen enviar a sus hijos a las escuelas podrán continuar con la modalidad Aprendemos Juntos en Casa, recordó el Ministerio. “El Plan Educativo covid-19 consta de diferentes fases y tiene como objetivo que ningún niño, niña y adolescente se quede fuera del Sistema Educativo Nacional”.
Ayer, lunes 29 de marzo, la Unesco advirtió del riesgo de una catástrofe generacional si se mantienen las escuelas cerradas. En la conferencia Un año de covid: Priorizar la recuperación educativa para evitar una catástrofe generacional’, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura recordó que en el 2020 registraron 100 millones de niños más que no tendrán los conocimientos mínimos de lectura. “Esto supone que la cifra inicial de cerca de 500 millones (483) que había en el 2019 ha subido en un año hasta rozar los 600 millones”.
Sin embargo, especialistas ecuatorianos coinciden en que la situación epidemiológica del país, que ha llevado a la saturación hospitalaria, no es la indicada para continuar con la reapertura de establecimientos educativos.
“Se necesita que los niños vuelvan a clases, pero para eso es indispensable darles la seguridad de que van a ir sin una probabilidad de contagio. En este momento no se está haciendo lo que se debe hacer para darle seguridad y tranquilidad a los niños y a sus padres de familia o a quienes estén a cargo de su cuidado, de enviarles a la escuela”, dijo la epidemióloga Andrea Gómez.
El Ecuador vive una situación compleja, señala. “Se deben tomar decisiones para disminuir la movilidad y eso también incluiría el retirar las autorizaciones para las clases presenciales porque en este momento no se puede exponer a los niños a un contagio”.
Conocer el número de reproducción efectiva, dijo la epidemióloga, es un indicador que ayudaría a tomar decisiones. El problema que tenemos por una parte es no saber cuál es la curva epidemiológica real. Además no se hacen suficientes pruebas PCR. Hay una baja capacidad diagnóstica en el Ministerio de Salud Pública y además hay un rezago de muestras que no tienen información”.
Por esas razones, Gómez señala que en este momento, aumentar la movilidad y, por ende, los contactos, aumentaría también las posibilidades de contagio, lo cual sería muy difícil en este momento, considerando que la ocupación hospitalaria al límite.
“En el caso de Quito todavía hay mucha población susceptible de contagiarse, por lo que es importante tomar decisiones para evitar los contactos”.
Con ella coincide el epidemiólogo Daniel Simancas. “Es indispensable mantener la restricción en la movilidad. Todo evento de movilidad humana provoca subida de casos y saturan el sistema sanitario”.
Simancas sostiene que no es momento de retornar a clases sino que se debe incrementar el número de vacunados y de pruebas, además de dar capacitación masiva sobre protocolos, tanto a nivel institucional como familiar.
“El control social en niños y adolescentes es mucho más difícil que en adultos. Son momentos críticos en los indicadores epidemiológicos”.
Cada vez hay más evidencia de un aumento en casos en poblaciones jóvenes, dice el especialista. “No se puede extrapolar totalmente la evidencia de otros países respecto al contagio en escuelas y colegios. Lo que se sabe es que los niños pueden contagiar a las familias y en este momento no hay estrategias para contener y mitigar el impacto de nuevos contagios así sean en una proporción reducida”.