Redacción Quito
Los globos azules y rojos estaban listos para la inauguración de la nueva terminal terrestre Quitumbe, en el sur, pero el acto no se concretó.
El Municipio aplazó, una vez más, la apertura oficial de las nuevas estaciones de Quitumbe y la de Carcelén, en el norte. El Cabildo anunció que la terminal terrestre de Cumandá, en el Centro, se cerraría ayer.
Sin embargo, el movimiento de pasajeros, comerciantes y transporte interprovincial fue habitual en el lugar. La estación del centro seguirá operando hasta nueva orden. Jessenia Arpi, comerciante, atendió su negocio de caramelos con normalidad. “No nos iremos. En Quitumbe no hay agua ni luz”.
Patricio Picón, presidente de la Federación Nacional de Transporte Interprovincial (Fenacotip), señaló que no se trasladarán porque las dos estaciones no están listas “El Municipio cedió a nuestro pedido, porque es evidente que aún no existen las condiciones para operar”.
La resolución se adoptó la tarde de anteayer, pero el anuncio de la suspensión de la ceremonia se dio ayer a las 14:35, mediante un comunicado.
Para Salcedo Cuenca, quien trabaja en las boleterías de la cooperativa Otavalo, en Cumandá, el aplazamiento es positivo. “En la terminal de Carcelén no hay dónde atender a los pasajeros”.
La versión de Cuenca se corroboró. En la estación no está listo el edificio de boleterías. Una lona verde cerca el terreno donde aún se colocan los cimientos.
Asimismo, en la plataforma se trabaja en la instalación del sistema eléctrico. No hay baños, solo dos baterías sanitarias móviles para pasajeros y conductores.
Esta situación molestó al viajero Javier Díaz. “El Municipio quiere inaugurar obras incompletas y anuncia fechas que nunca se concretan. Eso confunde”.
Rolando Puente, gerente de la cooperativa San Cristóbal, afirmó que las siete operadoras de Carchi no han recibido las llaves para abrir las oficinas para trabajar.
Pero las protestas también llegaron hasta la terminal de Quitumbe. Los vecinos se agolparon afuera de la estación con carteles. Fabián Melo, representante de los moradores, exigió al Municipio la construcción de un puente peatonal, el arreglo las calles secundarias y seguridad para el barrio.
En esa estación los globos rojos y azules adornaban los pasamanos de la sala de espera de la estación, pero cintas amarillas de peligro restringían el paso a la plaza comercial. Ayer todavía se colocaban las mesas de los patios de comida y se limpiaban las boleterías y los pisos. Una fila de sillas negras cerraba el paso a los baños públicos (inhabilitados) y a los locales comerciales.
Sara Bahamonde llegó ayer hasta Quitumbe con sus dos hijos para viajar hacia Pedernales. Pero le sorprendieron el desorden y la falta de señalización en los andenes de embarque de la estación. “Falta más organización, se nota que aún no hay algunas cosas”.
Los plazos para la apertura oficial de la estación de Quitumbe se han pospuesto más de una vez. La primera fecha se fijó en junio de 2008. Sin embargo, luego del hundimiento del intercambiador de El Trébol, ocurrido el 31 de marzo de ese año, el ex alcalde Paco Moncayo dispuso operar el 30 de abril. Empero, en esa fecha tampoco se ejecutó.
Luego Moncayo realizó una ceremonia de entrega el 19 de diciembre de 2008, pero tampoco se inició la operación. Ayer, el actual alcalde Andrés Vallejo advirtió que el cierre definitivo de Cumandá y la operación de las terminales será en ocho días más. “No habrá más plazos”.
Punto de Vista. Freddi Paredes/ Experto en movilidad
‘La apertura es política’
La salida de la terminal de Cumandá del Centro es un aspecto positivo para la movilidad de la ciudad. Lo que no parece adecuado es que la obra esté a cargo de Innovar y no de la Empresa Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas. Esto genera que no se trate de una obra integral. Esto causará que existan temas pendientes como la integración con el transporte público. La construcción de las terminales fue planificada aisladamente y no como un plan integral de movilidad.
Por otra parte, la inauguración oficial es un tema político. Al parecer, las autoridades tienen el deseo de dejar constancia de que se hicieron obras. Esto pese a que las infraestructuras no están listas en su totalidad. El anuncio afecta directamente a la ciudadanía porque crea confusión.