40 efectivos del Cuerpo de Bomberos atendieron el incendio forestal que se produjo el 7 de junio en el Atacazo. La emergencia se reportó a las 07:00. Foto. Paúl Rivas / EL COMERCIO
Tras el fuerte invierno que azotó la ciudad hasta el mayo del 2017, ahora hay que prepararse para la época seca. Los meses más complejos serían julio y agosto, cuando la humedad en el ambiente será menor, los vientos alcanzarán velocidades mayores y aumente la radiación solar en la urbe.
A estas condiciones se suman las secuelas que dejó la temporada de lluvias intensas. Aparte de las 965 emergencias, el agua en exceso formó maleza de entre tres y cuatros metros de altura en sectores que son susceptibles a incendios.
“Estos son verdaderos combustibles en esta época”, mencionó Juan Zapata, secretario metropolitano de Seguridad.
Para mitigar esta realidad se han conformado cuadrillas para desbrozar las hierbas y matorrales que han crecido en los parques metropolitanos, cerros aledaños, en la avenida Simón Bolívar, entre otros sitios. El propósito es eliminar este material para reducir la posibilidad de incendios.
Contar con un equipo de bomberos reforzado y logística especial para atender estos eventos es otra de las estrategias para afrontar las posibles emergencias del verano.
En la elaboración del Plan Fuego del 2017 se tomó en consideración el peor de los escenarios de la última década: el 2012. En ese año el fuego afectó a 4 882 hectáreas de espacios verdes, según el Cuerpo de Bomberos de Quito.
Para atender un escenario extremo, parecido al del 2012, se cuenta con 1 026 personas preparadas para aplacar las llamas en las áreas verdes. Esta cifra es mayor respecto a la del año pasado (920 personas).
Además, se dispone de 104 vehículos, 23 brigadas de monitoreo, un helicóptero y un camión todoterreno para llegar a zonas de difícil acceso y resistente al fuego. Para los dos últimos equipos se invirtió cerca de USD 2,5 millones.
Desde que empezó la época seca hasta el miércoles 7 de junio, esta logística se ha empleado en tres emergencias. Un incendio forestal registrado ayer en el cerro Atacazo, un conato de incendio el martes pasado en Tumbaco y otro el 24 de mayo, en el Atacazo, según los Bomberos.
El Atacazo es uno de los sectores susceptibles a incendios forestales. En total, el Atlas de Amenazas Naturales del Distrito en Quito registra 162 lugares de riesgo. Pero por ahora las condiciones climáticas resultan aún favorables.
Actualmente, en Quito la vegetación mantiene cierta humedad (es verde), el cielo aún registra nubes, existen lloviznas en la cordillera, los vientos son de 6 a 8 kilómetros por hora y las temperaturas máximas alcanzan 24 grados centígrados, refirió el miércoles el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi).
Se prevé que los meses más complejos sean julio y agosto. Para esas fechas, se estima que la radiación solar sea mayor, que las temperaturas máximas alcancen hasta los 26 grados centígrados y se produzcan vientos de alrededor de 22 kilómetros por hora.
Mientras se presentan estas condiciones, Eber Arroyo, comandante del Cuerpo de Bomberos Quito, recomendó a las personas tomar medidas de prevención. El 99% de los incendios son provocados por la acción humana y la mayoría (60%) son iniciados de manera inintencional.
Si se arroja al exterior una colilla encendida de cigarrillo, por ejemplo, esta podría consumir un metro cuadrado de vegetación en seis segundos.
Por esto, Arroyo hizo un llamado para que la gente alerte de manera inmediata al 911 sobre personas que atentan contra el ambiente o cuando se vean columnas de humo, para reducir las afectaciones en el ambiente y evitar sanciones.
Las personas que provoquen directa o indirectamente incendios en bosques nativos serán sancionadas con pena privativa de libertad de uno a tres años, según el artículo 246 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).
En lo que va de esta administración municipal, 20 personas han sido detenidas por provocar incendios forestales, de estas ocho han sido sancionadas.
Además de una mayor exposición al sol, debido a que la presencia de nubes será cada vez menor, durante la época seca se presentarán también vientos fuertes. La magnitud de estos aumentará de manera progresiva, mencionó René Moya, técnico del Inamhi.
Por esto, para evitar posibles afectaciones, las personas deben buscar la asesoría de un profesional para minimizar los riesgos. El año anterior estos fenómenos causaron daños en viviendas del sur y los valles, incluso desprendieron árboles y rótulos, debido a que estas ráfagas alcanzaron una velocidad de 40 km por hora.