Pina Bausch creó la danza-teatro
Redacción Cultura y DPA
Con el humo del cigarrillo que ascendía por su rostro, la pequeña y delgada bailarina, coreógrafa y maestra Josephine (Pina) Bausch, fue testigo de una época cifrada por la posmodernidad. Un aspecto que la marcó desde su nacimiento en Solingen, Alemania, el 27 de julio de 1940, ya iniciada la II Guerra Mundial.
Tanto en su país natal, como en los EE.UU., Pina Bausch estudió bajo la tutela de maestros como Kurt Jooss, Anthony Tudor, José Limón o Mary Hinkson.
Sobre las tablas renegó de las formas de la danza tradicional o el ballet clásico y no obedeció al ritmo, a los saltos y a los pasos establecidos por la convención, sino que se reencontró con el movimiento libre, con la autoexpresión corporal. Desde los setenta empezó a insertar en sus creaciones diálogos y pantomimas, sentando las bases de la danza-teatro, línea que la identificaría para la posteridad.
Las coreografías de Bausch no presentan una estructura narrativa lineal, sino que se construyen a partir de cuadros y escenas simultáneas e impactantes. Durante el montaje, la maestra exploraba las experiencias personales de los bailarines. Gran parte de su obra gira alrededor de relecturas a textos literarios clásicos y de canciones populares.
Se recuerda sus obras: ‘Café Müller’ (1978), ‘Bandoneón’ (1980), ‘Nelken’ (1982), ‘Danzón’ (1995), ‘Nefés’ (2003). Así como las interpretaciones de ‘La fortaleza del príncipe Barbazul’ , ‘La consagración de la primavera’ y de la ópera ‘Ifigenia en Tauride’, de Von Gluck.
El cineasta italiano Federico Fellini y el realizador español Pedro Almodóvar la invitaron a participar en sus cintas, ‘E la nave va’ y ‘Hable con ella’.
La actitud que Pina Bausch reflejó en sus distintas etapas creativas pasó del radicalismo al vitalismo. Su postura frente a la danza levantó apoyos y fobias.
Mientras que un sector de la crítica desdeñó la ironía y la agresión en sus recitales, calificándolos como basura europea, ‘eurotrash’, la influencia de la danza-teatro es innegable en los coreógrafos actuales. Su potencia creadora, la llevó a ser denominada, en el ámbito escénico, ‘la mejor coreógrafa del siglo XX’.
Entre los premios que mereció se hallan: el Premio Folkwang (1958), la Cruz al Mérito de la Rep. Fed. de Alemania (1986),el Premio de la Dance Critics Society Japón (1987), la Medalla Picasso de la Unesco (1993), el Life Time Achievement Award Istanbul Festival (2000) y el Premio Goethe (2008). También fue nombrada Laurea honoris causa por la Universidad de Bologna, Italia, en 1999 y Chevalier de l’Ordre National de la Légion d’Honneur, en París, Francia, en 2003.
En 1973, asumió la dirección de la Tanztheater, en Wuppertal, ciudad alemana donde se radicó a pesar de la fama mundial.
En el teatro de esa localidad recibió su ovación final el domingo pasado. La mañana del martes, con 68 años, falleció a causa de un implacable cáncer.
Puntos de vista
Ma. Luisa González Maestra
Sus obras provocan al espectador
Pina Bausch es un hito, pues recogió toda la experiencia anterior, desde el expresionismo alemán para incorporarla a la danza-teatro.
Su influencia en Latinoamérica es importante, no así en EE.UU., donde, en aquellos años, se desarrollaba el posmodernismo con Cunningham. La injerencia más fuerte se marcó en los puntos de búsqueda de un lenguaje expresivo y de imágenes, que dejó a un lado la narración. Todas las obras de Bausch están hechas para provocar al espectador, para llevarlo al extremo de sus energías emotivas, y lo consiguió. Definitivamente es un referencia.
Kléver Viera Coreógrafo
Su danza es una expresión visceral
Lo hecho por Bausch es capital. Yo considero que existieron dos reformadores de la escena en el siglo pasado: Eugenio Barba (desde el teatro) y Pina Bausch, cuyas líneas de trabajo hacen que las dos disciplinas se miren.
La danza más poderosa del siglo pasado es la de Bausch, quien decía: “lo que me interesa no es cómo se mueve la gente, sino que se mueva”; con esa frase revolucionó todo. Su danza es una manifestación visceral.
Desgraciadamente, en el Ecuador estamos aislados y no hemos podido verla, es una pobreza; pero hemos desentrañado su fuerza emocional desde sus fotos.
Valeria Andrade Bailarina
La danza-teatro es una experimentación
Pina Bausch basó todo su trabajo en investigaciones subjetivas, que vienen desde la tradición expresionista, para construir esta forma de danza-teatro que marca la evolución de la danza, una tendencia que queda como influencia a todos los bailarines actuales.
En el país hay fuerte influencia, aunque reconstruida, a partir del trabajo de Isabel Bustos y el grupo Retazos de Cuba. La danza-teatro se experimenta dentro de las escuelas, desde el hecho de que en la actualidad el arte contemporáneo desdibuja estas líneas entre disciplinas, con formas ampliadas de investigación.