Redacción Cultura
El bailarín ecuatoriano Wilson Pico volvió a poner en escena su obra ‘Suerte de cuchillos’. En ella, él mismo encarna a cuatro personajes: el obispo, el soldado, el torero y el boxeador. Todos ellos -como dice el bailarín- hermanados por ser del mismo cuerpo social, por venir de una misma situación de opresión.
¿Por qué el nombre ‘Suerte de cuchillos’?
En la danza del torero, suerte de cuchillos es el nombre de uno de los momentos. El cuchillo y la palabra suerte me daban posibilidades de luz, de combate, de resistencia. Cuando buscaba definir el nombre que englobe estas danzas, noté que el nombre del momento del torero almacenaba todas las inquietudes que quería comunicar desde mi interior…
Los cuatro personajes son seres con violencia oculta, habitantes de una República cansada, ebria y tramposa ¿Cuál ha sido el cambio que han sufrido los personajes durante todos estos años?
El cambio y la madurez son la suma de los momentos que mi cuerpo recuerda de haber estado en una u otra situación. Los detalles que pasan son la vida intensa. Eso es lo que aporta a la danza. Cuando una obra logra sobrevivir al tiempo y haber vivido diferentes situaciones, diversos públicos, escenarios, se enriquece.
¿Los personajes tienen relación, comparten algo?
Se pueden bailar independientemente, de hecho lo he presentado así. Una danza no necesita de las otras, sin embargo, cuando están juntas, siento que se hermanan porque vienen del mismo cuerpo social, de una misma situación de opresión. Si pensamos en el soldado y en el boxeador, son dos personajes completamente sometidos por una dura realidad.
¿Por qué dice que los personajes viven en una República cansada, ebria y tramposa?
Me refiero a diversas situaciones, a la actitud de la gente y a su mediocridad. A las trampas que mucha gente hace para vivir. La gente no ama lo que hace, entonces siempre está buscando sacar partido, hacer coimas.
¿En qué dimensión ubica a los personajes?
El obispo es una reflexión corporal sobre la búsqueda del cielo. Es un obispo pobre, desamparado, abandonado, cansado de haber contabilizado los rezos de tanta gente ecuatoriana para encontrar un cambio. El torero representa una constante mutación. Existe una metamorfosis del ser humano, el animal y la muerte. Con los cuchillos, el personaje topa algo mucho más atávico que el arte de la tauromaquia. Como que mi subconsciente se revelara ante los preceptos de la moral, incluso de la moralidad. El soldado es un personaje perdido en la selva.
Un ser humano envuelto en una situación infame, manipulado a diestra y siniestra. La danza del soldado es un homenaje a toda la gente abandonada, sin nombre y sin fama. El boxeador representa la lucha tenaz por vivir. Por ejemplo, Eugenio Espinosa, campeón nacional, vive una situación bien dura. No se diga los otros.
¿Qué es lo que busca expresar con su obra?
Pretendo comunicar una idea, un pensamiento. Puedo sentirme satisfecho si lo que presento movió un poco la cotidianidad del espectador. Si es así, entonces todo valió la pena.