En el puerto pesquero artesanal de Esmeraldas se observa menos movimiento de embarcaciones, pues no van a la pesca. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Pese a la poca producción pesquera, la caída en la demanda de los consumidores está afectando al sector pesquero artesanal de Esmeraldas, por una reducción de precios.
En el segundo semestre del año pasado, sobre todo entre octubre y noviembre, los ingresos de los pescadores artesanales disminuyeron por el bajo precio del producto.
Por ejemplo, la libra de dorado, picudo y banderón se cotizó por debajo de los USD 2, cuando hasta mediados del año pasado estaban entre USD 3,50 y 4. La situación no ha cambiado en estos primeros 15 días de enero de este año.
Los trabajadores del mar creen que la falta de lluvias en la zona de pesca y los temblores de los últimos días han incidido en la poca producción, porque -dicen- las especies se alejan cuando se estremece el fondo marino.
Creen que los cambios de la temperatura del agua por el fenómeno de El Niño han disminuido el calamar y pez ojón, especies usadas como carnada para la captura del dorado.
La Cámara de la Pesquería de Esmeraldas calcula que la actividad pesquera se ha reducido a más del 40%, es decir, cerca de 360 embarcaciones han dejado de faenar porque los armadores no quieren invertir con riesgo a perder. En total hay 900 naves.
“No hay pesca de altura (como el dorado), que es la que mueve la economía del sector y la poca que se trae es pagada a menos de USD 2 la libra”, explica el presidente de la Cámara, Rafael Vergara.
El promedio de producción pesquera de una embarcación en enero del 2014 era de 1 000 libras de dorado. En enero del 2015, las lanchas regresaban con cerca de 300 libras de dorado, banderón y toyo.
Y en este momento, pese a la baja producción, el precio del dorado está entre USD 1,50 y 2, cuando lo normal es 3,50, según el pescador Roddy Cedeño y dueño de una bodega en el puerto.
Menegildo Palacio es uno de los comerciantes informales que compra y vende pescado desde hace 20 años. Él dice que 30 comerciantes minoristas dejaron de vender porque hay menos demanda. Él recibía un promedio diario de ventas de USD 200. Hoy son de 50 a 60.
El sector mayorista que compra pez dorado para exportación, cherna, albacora, picudo y banderón es otro afectado, según el comerciante Óscar Molina. No hay mucha oferta y los precios que pagan son bajos (USD 1,50 la libra).
Roxana Benítez, de la Unidad de Negocios de la Universidad Católica de Esmeraldas, explica que la baja producción y el problema del mercado reducen los ingresos y obligan a la depreciación en los precios que perjudican al sector.
En las 50 bodegas del Puerto de Esmeraldas se registra poca actividad, porque el promedio de 300 libras de pesca que obtiene una embarcación en cuatro días de faena no justifican los gastos de producción.
Ríder Canchingre, capitán de una lancha pesquera, dice que para cada viaje se necesitan hasta USD 500, pero al no poder capturar peces no se justifican esos gastos. “Estuvimos tres días pescando y apenas hicimos USD 200. Hace una año la venta superaba los
1 000 en tres días de pesca”.
La provincia de Esmeradas es considerada una de las de mayor producción pesquera del país con una generación de
32 000 toneladas al año, que representan USD 70,4 millones, según el análisis del subsector pesca y acuacultura de la Universidad Católica de Esmeraldas y el programa de desarrollo de empresa locales.
A esta actividad se dedican 20 000 pescadores en toda la costa esmeraldeña y en la ciudad, 3 000 personas más viven directamente de la pesca.
La expresidenta de la Cámara de la Pesquería de Esmeraldas, Maura Oviedo, cree que con la llegada del invierno la producción aumentará, pero las lluvias no duran mucho.
Juan de Dios Suárez, representante de una empresa exportadora de dorado, señala que los precios del pescado en Estado Unidos han bajado.
Mientras ellos compran a los pescadores hasta USD 2 la libra, allá les quieren pagar 3. “Solo el proceso por libra implica USD 1,20, es decir casi 3 por libra, entonces no es rentable”. La última producción se mantiene en refrigeración hasta que el mercado mejore.
Los malos tiempos en la pesca de altura obligó a muchos de los pescadores a recurrir a la pesca de orilla (a 10 millas), pese a que así se captura poco.