Médicos, enfermeros y más trabajadores de hospitales sufren trastornos de sueño y ansiedad en la emergencia sanitaria

Galenos, enfermeros y más trabajadores de hospitales sufren trastornos de sueño y ansiedad. Varios acuden a terapias y otros toman fármacos. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

Galenos, enfermeros y más trabajadores de hospitales sufren trastornos de sueño y ansiedad. Varios acuden a terapias y otros toman fármacos. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

Galenos, enfermeros y más trabajadores de hospitales sufren trastornos de sueño y ansiedad. Varios acuden a terapias y otros toman fármacos. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

Todos los días sueña con sus pacientes. Mientras duerme, la neumóloga Carina Coronel los ve ahogarse y sufrir por el covid-19. Ella trabaja en primera línea de la emergencia, desde el IESS.

Ver morir a tantas personas por el coronavirus -admite- le produce un trauma difícil de sobrellevar. Por eso toma medicación para la ansiedad.

En el IESS Quito Sur aplican un test ‘online’ al personal médico para identificar males mentales, señala Yaneth Vázquez, psiquiatra del centro.

El número de personas que trabajan en el hospital y que la visitan a diario es variable. Sin embargo, reconoce que la cantidad ha aumentado significativamente durante la pandemia. De quienes acuden, Vázquez calcula que alrededor del 60% requiere tratamiento farmacológico.

La afección emocional en el personal de salud -explica la psiquiatra- se produce básicamente por dos factores: la sobrecarga de trabajo y el conocimiento del riesgo de enfermarse y contagiar a la familia.

Ese era el principal miedo del emergenciólogo Miguel Crespo, quien fue contagiado con el SARS-CoV-2 al realizar reanimación cardiopulmonar a una paciente que dio positivo y que sufrió un paro cardiorrespiratorio.

El galeno cuenta que cumplió su aislamiento domiciliario, lejos de sus padres adultos mayores y de toda su familia, para no exponerlos.

Entonces se sintió afectado emocionalmente. Hoy, tras recuperarse de la enfermedad y volver a su trabajo, admite que aún siente miedo.

“Más que nada porque el área de emergencia nos hace ver de cerca todas las complicaciones de los pacientes”.

Hasta el viernes 22 de mayo del 2020, el 10,8% de los contagiados del país era personal de salud. De 2 929 infectados, 1 633 fueron médicos, 1 089 enfermeros y auxiliares y 207 obstetras, odontólogos y psicólogos. Se tomaron 11 381 muestras a esta población.

Basada en las guías de las asociaciones de psicología americana e iberoamericana, la jefa del servicio del Hospital Metropolitano, Adriana Oñate, señala que es importante apoyarse en el propio equipo de trabajo para compartir sentimientos y experiencias. Y de ese modo cuidarse mutuamente en este momento.

Las compañeras de la enfermera Ximena Merchán lo aplican, “ya que no todas las familias comprenden el trabajo. Por eso -dice- tratan de apoyarse. Pero hay quienes decaen. Entre otras razones, Merchán recuerda que a una de sus compañeras, sus parientes le adaptaron un dormitorio en una bodega por miedo a contagiarse al estar cerca de ella. “Le pasan la comida con una piola, eso la pone realmente mal”.

Hay enfermeras -detalla- cuyos esposos son militares o policías, por lo que no hay quién cuide de sus hijos y deben encargarlos a los abuelos. “Se sienten malas madres”.

La psiquiatra Velázquez anota que cuando llegan a un nivel alto de sobrecarga emocional, hay órganos que se enferman y aparecen diarreas, palpitaciones, falta de aire, entre otros síntomas psicosomáticos.

La Fundación Galatea y el Colegio de Psicología de Cataluña elaboraron recomendaciones sicológicas para profesionales de la salud. Entre otras cosas se pide al personal entender que tienen limitaciones, valorar sus capacidades y, sobre todo, descansar.

En marzo pasado se conoció que dos enfermeras se suicidaron en Italia, en medio del covid-19, cuyos efectos miraban desde la primera fila. Una de ellas trabajaba en terapia intensiva del Hospital San Gerardo, en la ciudad de Monza. No pudo con el estrés. Se contagió y temía haber infectado a otros. Otra enfermera hizo lo mismo en Venecia.

En el contexto de la crisis por el covid-19 -dice el documento de Cataluña- los profesionales de la salud están en una situación altamente generadora de tensión emocional, que sobrepasa en mucho la que es habitual en su quehacer.

Pasar tiempo en familia les ayuda, reitera la psicóloga Oñate. Esta es la clave para Gloria Velasco, auxiliar de enfermería, quien trabaja hace 27 años en terapia intensiva.

Cuenta que en la casa su hija la abraza y junto a su padre escuchan las anécdotas de su jornada. “Gracias a eso y a mi positivismo no tengo miedo. Todos los días le pido a la Virgen de El Quinche que me cuide”.

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