El Diccionario de la Lengua Española define la palabra persona como individuo de la especie humana. El adjetivo grato o grata significa “gustoso, agradable”.
Cuando se califica de persona non grata se quiere decir que un individuo no es bien recibido por alguien, sea por algo que hizo o dejó de hacer; o porque dijo algo injurioso en contra de habitantes de un país o una determinada circunscripción territorial.
Por ejemplo, el escritor chileno Jorge Edwards fue declarado por Fidel Castro como persona non grata por haberse reunido con intelectuales disidentes cubanos. El galardonado novelista, aceptó tal “honor”. No solicitó encarcelar al dictador isleño por esa “condecoración”.
La declaratoria de persona non grata se refiere a un individuo en particular, no a un conglomerado de gente. No se designa como persona non grata, por ejemplo, a todos los ecuatorianos casados con belgas. ¡No! Merece esa distinción aquel que ha actuado en contra de un país, ciudad o asociación. ¡Cuántos sindicatos han declarado persona non grata o enemigo a ministros del trabajo, por rechazar un pliego de peticiones en un conflicto colectivo!
Según la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, todo Estado puede en cualquier momento, y sin tener que dar explicación alguna, declarar persona non grata a algún funcionario diplomático asignado a una embajada. La inmunidad de la que gozan los miembros de las misione, es para no ser juzgados por jueces nacionales al haber violado leyes civiles o penales del país en el que desempeñan sus tareas. Los diplomáticos, a pesar de esa inmunidad, están obligados a observar la legislación de la nación en la que han sido nombrados por sus respectivos gobiernos.
Dejando a un lado el mundo del Derecho Internacional Público, y circunscribiéndonos al ámbito interno de una nación, señalar a una persona como non grata no conlleva consecuencia jurídica, “tan solo significa que la “persona non grata” no resulta del agrado de los miembros del órgano que optaron por tal distinción”. Esa declaratoria no impide el ingreso a una ciudad o pueblo del personaje que ha ofendido a una región. Es manifestar su inconformidad con su proceder. Una declaratoria en tal sentido, es una forma de expresar el malestar por la conducta irrespetuosa de un ciudadano, por importante que sea.
Sostener que una declaratoria de persona non grata es convocar a dividir el país, no tiene sustento ni en los hechos ni en el derecho… ni en la ‘maravillosa’ Constitución de Montecristi.
Haber ordenado la detención de los representantes de una organización que “galardonó” con tal distinción al presidente Correa es otra muestra de la libertad de expresión de la que disfrutan los ecuatorianos, y de la que gozaremos si las ideas cubanas siguen conquistando este país.