Las preguntas llegaron en un sobre cerrado. Ni el periodista Roberto Aguilar ni sus abogados conocían su contenido. Tampoco la razón exacta por la que la jueza Gabriela Mejia Lemos Trujillo, de la Unidad Judicial Civil de Pichincha, lo convocó a una confesión judicial, según aseguran.
Aún con esas dudas, Aguilar se presentó esta mañana (17 de noviembre) al edificio judicial, ubicado en El Telégrafo y Shyris, en el norte de Quito. Llegó a las 08:05.
A esa hora ya lo esperaban sus abogados: Daniela Salazar, Farith Simon, Juan Pablo Aguilar y Juan Pablo Albán.
Pasadas las 08:30, una vez instalada la confesión judicial del periodista, el sobre en donde contaban las preguntas fue develado. Diez cuestionamientos constaban en el interior.
Pero la jueza calificó solo tres. “Terminé confesando que yo tengo un blog”, apuntó Aguilar.
La jueza Gabriela Lemos Trujillo preguntó: si era el titular y responsable del blog Estado de Propaganda y si era el autor del texto ‘Los elocuentes silencios del aparato correísta’, que publicó en su página web.
Según Juan Pablo Albán, abogado del periodista, las preguntas que fueron rechazadas se refieren a ámbitos que Aguilar desconoce y no puede responder. “La confesión judicial se hace en el ámbito personal, lo que Roberto conoce”. Esto en relación a que una de las preguntas descalificadas fue: “¿Cuáles son los negocios turbios de los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado?”.
Albán explicó que la confesión judicial se considera una diligencia previa, es decir antes de plantear una demanda.
Quién platea la demanda es la Secretaría de Comunicación (Secom); su representante jurídico Paúl Mena Zapata, asistió en representación de la institución.
La diligencia duró alrededor de 40 minutos. Todo el tiempo, periodistas, políticos y seguidores del blog de Aguilar, lo esperaron en la Unidad Judicial Civil. Al salir le abrazaron. No faltaron los gritos: “Viva Roberto, viva el periodismo”.
Afuera de la Unidad Judicial también estaban Marco Villaroel, presidente del Colegio de Periodistas de Pichincha; y otros actores como Juan Cuvi, Alberto Acosta, Luis Verdezoto; también los periodistas Martín Pallares, José Hernández, entre otros.
Una representación de la Justicia, una mujer que llevaba un vestido blanco, los ojos vendados, una balanza y un zapato en la cabeza, también lo acompañó desde la entrada del edificio; se coló por las gradas y, ya en el primer piso, intentó pasar a la audiencia. “Dejen pasar a la Justicia”, gritó la mujer mientras golpeaba la puerta de la sala civil. Fue en vano. Ya estaba cerrada con seguro por dentro.
Solo Aguilar, sus abogados y los de la otra parte, quienes no se identificaron ante los medios de comunicación, ingresaron.
Un Secretario Judicial le recordó a la gente que llegó con el periodista que la sala era muy pequeña y que nadie más podía entrar.