La prensa ha sido incómoda para todos los gobiernos. Sin embargo, los gobiernos de izquierda radicalizaron los ataques a la prensa y consolidaron sus propios medios, pero ¿hacen periodismo o publicidad?
En Argentina hay una enorme confusión. Siempre los medios del Estado fueron gubernamentales, especialmente en los gobiernos peronistas. Entre 1946 y 1955 solo un opositor pudo hablar por las radios, cuando Perón habilitó al líder de la oposición Arturo Frondizi en 1955, después del bombardeo a Plaza de Mayo. Kirchner tiene una política muy peronista en este sentido. La confusión de los gobiernos de izquierda es que no ven que hay un desajuste entre el control de los medios y el de las audiencias. El Gobierno controla varios medios, pero no controla a las audiencias. El diario más leído sigue siendo Clarín y es el más insultado por el Gobierno.
En Argentina se están colocando carteles en contra de periodistas del diario Clarín, los persiguen por cuadras para insultarlos’ ¿Cuán peligroso es eso?
En propio de un Régimen fascista. Es una marcación que habilita para la lapidación: señalar con el dedo al enemigo para que las hordas exaltadas vayan a pegarle. Esto es lo que se habilita cuando se pega un afiche con fotos de periodistas diciendo que son cómplices de la apropiación de bebés durante la dictadura porque trabajan para Clarín, cuya dueña está bajo sospecha de ser apropiadora de bebés.
¿Cómo se resuelve la ética de un periodista que no comparte del todo la línea editorial de un diario?
Es un tema históricamente conflictivo que en algunos casos han tratado de solucionar con una cláusula de conciencia, que impide a una empresa obligar a un periodista a escribir algo que contravenga su convicción. En cambio, hay infinidad de situaciones en la cual el periodista no suscribe la posición específica del diario en que trabaja y eso tiene un margen de tolerancia que debe ser resuelto por las herramientas de la profesión para encontrar la verdad.
Frente a una oposición débil, se dice que los medios son partidos de oposición, ¿cómo se entiende eso?
Eso se desmiente muy fácil parándose frente a un quiosco. (En Argentina ) hay 12 diarios nacionales. No son todos iguales. Hay de diversas líneas. Hay una diversidad y pluralidad que ya demuele el argumento que la prensa es un todo que ataca a un Gobierno. El segundo aspecto que mitiga el sesgo opositor es la factura profesional de los periodistas que no hacen trabajo militante. Desde ya sabemos que trabajan en empresas que tienen una parte capitalista de busca de rentabilidad. Pero esas empresas también prestan un servicio social que no deben abandonar. Y a los periodistas les debemos exigir que cada vez sean más profesionales. Esa es la solución al problema, y no pretender un contradiscurso oficial porque hay un enemigo unificado que quiere destruir a los gobiernos. Eso es un cuento infantil.
Sin embargo, entienden a los medios como un enemigo a vencer’
Una cosa es la crítica y otra la oposición política. A veces la línea que los separa es muy delgada. Lo que intentan los gobiernos que piensan de este modo es suprimir esa diferencia y asimilar la crítica con la oposición política. El periodismo tiene la función de ser crítico, porque funciona como un contrapoder. Que sea crítico no significa que pretende derrocar a los gobiernos democráticos.
¿Qué se entiende por un medio independiente?
Bien usada la palabra, depende del profesionalismo. Es un medio que dice la verdad aún contra sus gustos. No es que un medio no tenga gustos. Deben tener una posición. Siempre hay un punto de vista, pero dentro de ese punto de vista tiene que haber un criterio profesional del tratamiento de la noticia.
Cada diario tiene su agenda y prioriza unas informaciones sobre otras’
Reivindico el derecho de cada medio a contar el mundo como mejor le parece. No creo que deben intervenir terceros y mucho menos sectores políticos y los gobiernos en las decisiones editoriales de los medios, sean privados o públicos. Los medios se tienen que regir por criterios periodísticos ajustados a su línea editorial. Lo que garantiza que la verdad llegue al público, si considera que la verdad es otra, es la pluralidad de medios. El Estado lo que tiene que garantizar es que en el quiosco haya tantos diarios como sectores políticos hay en la sociedad. Pero aparece el argumento gubernamental: ya que su discurso no sale en ningún lado, hacen la propaganda desde los medios públicos. Y es falso, porque su discurso sí sale en los medios afines, pero no tiene la llegada que aspiran.