A las 18:15, en la primera línea, sobre la avenida 6 de Diciembre, en el estadio Atahualpa, llaman la atención los pies de las religiosas. Llevan sus hábitos pero usan zapatos deportivos, para soportar el trayecto. La noche de este lunes 6 de julio del 2015, decenas de voluntarios emprenden la caminata hacia el parque Bicentenario, en el viejo aeropuerto de Quito.
A esa hora, salieron del Atahualpa quienes han decidido pasar la noche en el lugar en donde mañana, martes 7 de julio, el papa Francisco celebrará la segunda misa campal en Ecuador. “Bienvenido, bienvenido, papa Francisco bienvenido”. Eso se escucha en la calle Carlos Correa y avenida 6 de Diciembre. La música a todo volumen proviene de un Corsa gris, entre otros vehículos provistos con parlantes.
Además los caminantes cantan. Bailan y mueven cintas de colores y flamean banderas. “Unidos en Cristo, hoy te revivimos papa Francisco, bienvenido. Ecuador entero te recibe…”.
La Policía Nacional esta a cargo de abrir el camino a los ciudadanos que permanecerán en vigilia en el Bicentenario. Según los uniformados la caravana avanzará por la Naciones Unidas y tomará la avenida Amazonas hasta el parque.
Liliana Cajamarca, de 53 años, está entre quienes van en la primera fila. Los chicos aprovechaban para comer algo mientras se esperaba la orden de salida. Los jóvenes coreaban: “Yo quiero, yo quiero que todo el mundo grite Francisco”. Los muchachos llevaban mochilas con carpas, cobijas, sleepings y provisiones. Sus maletas son pesadas pero no dejaban de saltar y entonar canciones.
Jóvenes, voluntarios y religiosas son parte de la peregrinación que salió del estadio Atahualpa rumbo al parque Bicentenario. Foto: Jenny Navarro/ EL COMERCIO
Cynthia Chillagana, 21 años, estudia para ser parvularia. Vive en el sur, en la Ferroviaria. Su madre ya está en el Bicentenario, y también su hermano de 14 años. Me ilusiona escucharle al papa Francisco. “Él transmite la alegría de anunciar el evangelio“.
En este momento la señal de Radio Católica acompaña a los peregrinos. Dicen que la lluvia es bendición. Desde antes de las 16:00, un aguacero cayó en esta zona pero no ahuyentó al grueso de feligreses que bailó y se cubrió con ponchos de agua. Rezan Salve María Madre de Dios… A las 18:55, la caminata sale rumbo al Bicentenario.
“Vamos, vamos, vamos”, pedían los chicos, armados con paraguas. La lluvia otra vez cae en esta zona del norte de la ciudad. Una mujer con su bebé en la espalda vende maduros asados.