Foto de archivo del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto,durante la ceremonia del Independencia de México. El presidente mexicano promulgó la reforma que transforma Ciudad de México. EFE
Con la promulgación de la reforma política que convierte al Distrito Federal en el estado 32 del país bajo el nombre de Ciudad de México, se apostó por el federalismo, la participación democrática y el respeto a los derechos, afirmó hoy, 29 de enero del 2016, el presidente Enrique Peña Nieto.
“La reforma política de la Ciudad de México fortalece los derechos de sus ciudadanos y habitantes, quienes ahora estarán en mayores condiciones para participar democráticamente en la solución de los desafíos de esta gran urbe”, dijo en un simbólico acto celebrado en el Palacio Nacional.
Rodeado de los principales representantes de los tres poderes del Estado y del Gobierno capitalino, Peña Nieto firmó la promulgación de esta reforma constitucional que otorga autonomía a la urbe en su régimen interior y organización política y administrativa, cambiando además su nombre oficial de Distrito Federal a Ciudad de México.
El mandatario, que calificó la reforma de “triunfo de la democracia“, destacó que con ella los habitantes de la ciudad gozarán “de una carta de derechos acorde a sus libertades y aspiraciones”.
Por ello, será determinante establecer una Asamblea Constituyente, formada por 100 diputados, que se caracterice por ser incluyente, conocedora de la diversidad y con diversos colores políticos.
“Hoy es un gran día para el federalismo, la democracia y la vida republicana en México, y un gran día par los ciudadanos de la Ciudad de México. Hoy nuestra democracia avanza”, concluyó en su discurso.
Con esta reforma, el Distrito Federal alcanza la categoría de estado que ya tienen las 31 entidades federativas restantes del país, sus delegaciones se convertirán en demarcaciones territoriales con alcaldías y la Asamblea Legislativa se convertirá en un Congreso local.
Además, el Senado ya no podrá remover al jefe de Gobierno capitalino, que podrá designar o destituir al fiscal capitalino y al jefe de Seguridad Pública sin el visto bueno del presidente, entre otros.
Todo ello en el marco de una Constitución propia, que, tal y como destacó el presidente de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano, puede convertirse “en una auténtica metáfora”.
Será “la carta donde podemos imaginar por primera vez el México contemporáneo. Un futuro alentador, solidario y compartido” propuesto por los habitantes de la urbe, señaló el legislador del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Por ello, animó a seguir trabajando desde el consenso, la pluralidad y la voluntad política, que permitió esta reforma en el marco del Pacto por México de 2012, que contó con el respaldo de los principales partidos.
Esta Carta Magna de la Ciudad de México podrá lograr “cambios profundos en nuestra estructura institucional que impacten en la vida económica, social, cultural y política” y ponga “en el centro la gente”, señaló.
En su turno de palabra, el presidente del Senado, Roberto Gil, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), repasó el histórico debate nacional en torno a la configuración político-administrativa de la capital.
“Llevamos dos siglos intentando abordar y ofrecer salidas a este dilema” entre descentralización extrema o centralización política, alegó.
Calificó de equivocadas las numerosas críticas que señalan que esta reforma beneficiará a la clase política, subsidiará el desarrollo de la urbe o impulsará el centralismo.
Por el contrario, dijo que esta cerrará “la brecha de la constitucionalidad” entre estados.
“No se justifica que la capacidad financiera de la ciudad esté condicionada a la voluntad de terceros y que las políticas que expanden derechos o bienes públicos estén expuestas a dudas competenciales”, sentenció.
Sobre esta reforma política, aprobada por el Legislativo en diciembre pasado y avalada por 22 de los 31 congresos de los estados del país este mismo enero, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dijo que dará “garantía de estabilidad financiera y de seguridad pública”.
Destacó el valor “histórico” de una reforma que, aseguró, conllevará a la “construcción de una soberanía propia y efectiva para la ciudadanía capitalina”.
“Adiós Distrito Federal. Bienvenida nuestra Ciudad de México”, zanjó Mancera, sin olvidar el trabajo que todavía queda por hacer para el “renacimiento” de la capital.
Una vez la reforma sea publicada en el Diario Oficial de la Federación, el Instituto Nacional Electoral tendrá 15 días para lanzar la convocatoria de formación de la Asamblea Constituyente.
Este órgano, encargado de elaborar la Constitución capitalina, iniciará previsiblemente funciones el 15 de septiembre y concluirá las discusiones el 31 de enero de 2017, de manera que el nuevo ordenamiento entre en vigor en septiembre de 2018.