El Grupo Amistad Unida de la parroquia Ricaurte representó a la mujer cayambeña y al Diablo Huma. Foto: Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO
Por noveno año consecutivo Cuenca celebró, este sábado 14 de enero del 2017, el Pase del Niño Migrante. Durante dos horas, unos 6 000 devotos recorrieron la calle Bolívar y algunas intersecciones, en el Centro Histórico de la urbe.
Desde las aceras o de los balcones, cientos de cuencanos y turistas filmaron, fotografiaron y aplaudieron a los participantes. A lo largo del recorrido se pudo observar a los fieles vestidos con trajes de indígenas como saraguros, chola cuencana, cañaris, otavalos…
Al ritmo de la música, que se escuchaba desde el vehículo que iba delante de los participantes, jóvenes y señoritas, niños y niñas, bailaron para el público. También hubo personajes tradicionales como el Diablo Huma.
El Grupo Amistad Unida de la parroquia Ricaurte participó con 12 integrantes. Ellos vistieron de cayambeñas y Diablo huma. Según Julio Sinchi, miembro del grupo, desde hace cuatro años participan en el Pase del Niño Migrante, en agradecimiento a los favores recibidos.
Las alumnas de la Unidad Educativa Herlinda Toral se vistieron de chola cuencana para participar en el recorrido. Foto: Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO
Unas 30 alumnas de la Unidad Educativa Herlinda Toral se vistieron de chola cuencana y recibieron los aplausos de los presentes. También intervinieron alumnos de otros establecimientos educativos, así como delegaciones de parroquias y cantonales.
El Grupo de Comparsa Virgen Perpetuo Socorro, representó al barrio Bellavista de María Auxiliadora. 25 personas fueron vestidas de cañarejas y acompañados de la vaca loca. Rosario Vinansaca contó que telefónicamente fueron invitadas por la priosta principal, Rosa María Pulla.
Según Pulla, cada año la imagen del Niño Migrante suma devotos gracias a los favores y bendiciones otorgadas. Ella decidió organizar este desfile por las calles de Cuenca desde que su esposo se sanó de una enfermedad terminal.
El sol sofocante no impidió que los participantes terminaran su recorrido en la Catedral de La Inmaculada Concepción, en donde se celebró una misa. Finalmente, en la vivienda de la priosta, se entregaron refrigerios, fundas de caramelos y panes.