Diego Merino Naranjo
Dicen que la familia es el núcleo de la sociedad y que un grupo de familias forma un barrio.
Algunos barrios forman una parroquia y varias parroquias una ciudad. Todos los estamentos que forman la sociedad son base del desarrollo nacional.
Con tristeza he sido testigo de la inequidad con la que se manejan los fondos para la elección en parroquias rurales. Mientras se derrochan miles de dólares en propaganda del Gobierno y del parlamento andino, las parroquias son plato de segunda mano.
Señor Presidente, si usted pregona que la justicia, la igualdad y el respeto “ya son de todos”,¿no le parece que es justo que un padre de alimento a todos sus hijos?
El Consejo Nacional Electoral no asigna un solo centavo para las juntas parroquiales.
¿Es justo que la parroquias rurales que sirven de abastecedores de alimentos, servicios, mano de obra, vivienda sean considerados como los indigentes el proceso eleccionario?
A veces pienso que los sueños multicolores de voces de igualdad se pierden en el discurso de la mentira. Abraham Lincoln decía ” La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho”.