En Tumbaco, los dueños de los predios se quejan por falta de obras en la parroquia.Fotos: Vicente Costales / EL COMERCIO
Son híbridos. Poblados donde conviven el desarrollo urbanístico con la ruralidad, donde se pueden encontrar centros comerciales y modernas urbanizaciones con paneles solares y, a unos minutos, casas de adobe donde aún se cocina con leña y se vive de la crianza de animales. En las parroquias de Tumbaco, Cumbayá, Nayón, Puembo y Pifo conviven la abundancia y la necesidad.
Habitantes de las cinco parroquias se organizan y proponen cantonizarse, Independizarse de Quito y crear su propio gobierno. El objetivo, según Mauricio Merino, de la Junta Cívica (que lidera el proyecto), es atender las necesidades de las parroquias y redistribuir mejor los ingresos.
La propuesta aún no está socializada. En estos poblados, donde entre el 40 y 70% de los habitantes viaja diariamente a Quito para trabajar, estudiar o hacer trámites, poco saben de esa iniciativa. En las plazas, donde adultos mayores descansan, nadie conoce sobre la cantonización. “Yo solo sé que hace falta trabajo, que no tenemos buenas vías y que la obra siempre es poca”, dice Virginia Caiza, de 49 años, quien se dedica, como buena parte de las personas que laboran en Tumbaco, al comercio informal.
En esta parroquia -que haría las veces de cabecera-, viven unas 65 000 personas. La calle Alba Calderón divide a dos comunidades distintas.
Del un lado, una vivienda amurallada de 5 000 m2, con guardianía privada y piscina. Del otro, casas modestas levantadas sobre terrenos minúsculos con paredes sin enlucir, con garajes improvisados.
En el primer sitio, la seguridad depende de un muro de 4 metros de alto y de la cerca eléctrica. En el segundo, bastan 4 perros lánguidos pero bravos echados sobre la vereda.
Los padres de Joaquín Valverde son frentistas de esa vía, en Pachosala. Cuenta que viajar a Quito en auto particular le toma 30 minutos, pero en bus y en hora pico, más de una hora y media. En los últimos años, dice, con la construcción de la Ruta Viva la plusvalía subió: el m2 pasó de USD 50 a 300.
Lorena Brito, presidenta del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de Tumbaco, asegura que como gobierno local han trabajado para dotar de los servicios necesarios. No obstante, hay algunos barrios alejados que por la distancia no han podido ser atendidos tanto en alcantarillado como en transporte. Reconoce que en la zona el principal problema es la inseguridad.
En el sector hay un auge de la construcción de urbanizaciones y, conforme el cemento gana terreno, decae la agricultura. La razón: es más rentable construir y vender que vivir de la agricultura.
En el sector de La Morita aún se vive de lo que da la tierra y de la crianza de cuyes, pollos, patos, conejos y vacas.
Se siembra cebolla, lechugas, papas, zanahoria, remolacha, apio, acelga, repollo y más. Jacinta Cabrera se dedica a vender lo que cosecha. A la semana reúne no más de USD 30.
Brito señala que los representantes de los GAD de las cinco parroquias se reunieron y acordaron no pronunciarse sobre la cantonización hasta no conocer el proyecto. Además, la próxima semana abordarán con el alcalde Jorge Yunda las necesidades de la zona.
Puembo es el rincón de la eterna primavera como lo llama Fernando Carrera, presidente del GAD. Cuenta que los últimos años se han desarrollado al menos 25 proyectos habitacionales. En esta parroquia hay cuatro florícolas grandes que dan trabajo, lo que atrae a gente de los alrededores.
No tiene problemas de ventas ambulantes como en la capital, pero le hace falta obras, sobre todo en vialidad. Tres vías clave: la extensión de la E35, Gualo-Puembo-Tababela, y la tercera fase de la Ruta Viva no se han concretado. El metro de terreno costaba hace cinco años USD 30, hoy llega a costar hasta 400. José Chamba pagaba por el predial USD 80, hoy cancela 300.
Carrera dice no estar conforme con la administración del Municipio por la evidente desatención, “pero la cantonización no es la manera”.
Nayón, donde viven más de 25 000 personas, es el jardín de Quito: hay 300 viveros. Basta con poner un pie en la parroquia para admirarse con el olor y la variedad de las plantas que se ofrecen. Daniel Anaguano, presidente del GAD, cuenta que el 40% de la población está vinculada de algún modo a la producción de plantas y a su venta. La gastronomía también gana mercado.
Cada semana llegan unas 4 000 personas a degustar de cangrejos, pescados, fritada. Hay más de 100 locales, entre grandes, medianos y pequeños.
A sus moradores les preocupa el estado de las quebradas por donde pasan ríos con aguas servidas, la falta de vías y el aumento del predial (que pasó en algunos casos de USD 400 a 1 300). La comunidad espera información para decidir si apoyan o no la cantonización.