Unos 50 vendedores se ubicaron a lo largo de la calle Río Curaray. Hubo más vigilancia. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
La diferencia fue evidente. Ya no hubo vendedores ambulantes en las vías principales, ni los alrededores del Bicentenario fueron usados como baños.
En los tres grandes conciertos realizados desde el 2014 -el de Metallica, Sting y Kiss- se evidencia una evolución. El parque se ha consolidado como el escenario ideal para actos de este tipo. Pero aún hay molestias entre los moradores.
En la mañana y tarde de ayer 12 de abril no hubo congestión ni desorden, y las ventas se ubicaron solo en la calle Río Curaray. Sin embargo, hubo disgustos.
Clara Buitrón, Ría Rojas y Juan Almeida, quienes viven en la Curaray, pidieron que no se permita usar ese espacio para la venta de alimentos pues las vías quedan sucias.
En el otro extremo, Gabriela Sierra, presidenta de La Campiña, admitió que hubo una gran diferencia entre el primer concierto y el de ayer. No halló basura ni autos bloqueando su garaje, pero temía que el ruido fuera un problema. En eventos anteriores se ubicó el escenario con vista a El Labrador, esta vez se levantó hacia el oriente.
Conrado Santamaría, encargado del sonido, contó que se buscó que los asistentes estuvieran más cerca de la agrupación. En Metallica el fan más lejano se encontraba a 300 metros. En el de Kiss debía estar a 90. Quienes se encontraran cerca del escenario, en el clímax del acto, debían escuchar unos 125 decibeles y en las casas, unos 96, según lo previsto.
Para Carlos Baraja, urbanista, falta infraestructura adecuada, lo que evidencia que no se atiende la cultura de modo permanente, sino esporádico. Ve como un acierto el haber realizado el evento el domingo, cuando el movimiento en Quito es menor. Advierte que esta actividad temporal no es ajena a la inclusión de múltiples economías asociadas al turismo.
Sobre el tema, Luz Elena Coloma, gerenta de QuitoTurismo, explicó que en esa área se construirá el nuevo complejo del centro de convenciones de la ciudad. Tendrá un espacio multifuncional para conciertos cerrados de hasta 8 000 personas y se conectará con un espacio abierto, para más asistentes. Espera que esté listo en cinco años.
Según Juan Zapata, secretario de Seguridad, se dispuso el triple de baterías sanitarias que las que hubo en Metallica. 2 370 hombres de la Policía y del Municipio trabajaron juntos, más del doble de los que operaron hace más de un año. Esta semana evaluarán el impacto en la comunidad.