El parque Bicentenario aún tiene cuatro lunares

Los hangares de la av. Amazonas están destruidos, oxidados, llenos de basura y, según la comunidad, se ha vuelto un punto peligroso. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.

Los hangares de la av. Amazonas están destruidos, oxidados, llenos de basura y, según la comunidad, se ha vuelto un punto peligroso. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.

En el interior del parque permanecen las mangas de abordaje de los aviones. Estuvieron allí en los conciertos que se hicieron. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.

Algunas marcas que dejó el Aeropuerto Mariscal Sucre se niegan a irse del actual parque Bicentenario y hacen que el lugar se vea abandonado y destruido. Los hangares a medio desmontar, las mangas de abordaje y torres de control, las esculturas de la plaza de la Bienvenida y el límite norte de la pista donde se acumulaban chatarras, continúan en el mismo lugar que hace dos años, pero en peores condiciones.

Son al menos cuatro puntos que rodean al espacio verde, que lo alejan del concepto de parque Metropolitano y se convierten “en cruces que Quito debe cargar”. Así es como Efraín Bastidas, urbanista, define el problema que estos espacios le generan a la ciudad y que la actual administración debe resolver, dice, si desea consolidarlo como un lugar de entretenimiento familiar.

Grafitis, desechos, tablas y escombros, rodean los restos de ocho estructuras en el lado occidental del parque. Un plástico verde deshilachado sirve de cerca y llega hasta el ingreso peatonal. Los moradores aseguran que esas edificaciones destruidas vuelve insegura la zona porque pueden ser usadas por delincuentes para ocultarse o pasar allí la anoche.

Los hangares de la av. Amazonas están destruidos, oxidados, llenos de basura y, según la comunidad, se ha vuelto un punto peligroso. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.

En el lugar se tiene planeado construir un bulevar. Según el cronograma de la administración municipal anterior, la inversión sería de USD 3,5 millones y estaría lista para diciembre del 2014. Actualmente la obra está estancada.

Alejandro Larrea, gerente General de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas, Epmmop, asegura que apenas hace tres semanas recibieron formalmente los hangares por parte de la administración general.

Antes, las estructuras estaban en manos de los dueños originales. Ahora pueden empezar a desmontarlas. Por el tiempo no va a ser posible hacerlo antes de la llegada del papa Francisco. Allí será la misa campal, el 7 de julio. Pero para adecentar el lugar se va a colocar una suerte de cerramiento con malla y motivos religiosos que disimularán su aspecto.

¿Por qué demoró dos años? Según Larrea, la gerencia de cierre que llevó adelante la administración anterior estableció que se firmarían actas de finiquito y la concesión terminaría. Luego vino el trámite de transferencia de dominio a la administración general y de ella a la Epmmop.

Todos los hangares desaparecerán. El modelo del parque no contempla su uso, pero al ser bienes públicos se debe hacer un inventario y derrocarlos. Según Larrea, en el 2016 se iniciaría el desmantelamiento. En el sector público se trabaja dependiendo de un Plan Operativo Anual y un Plan Anual de Contrataciones.

Como no se tenía certeza de que eso iba a pasar a manos de la Epmmop este año, no hay partidas presupuestarias aprobadas. Se va a analiza la posibilidad de obtener recursos en la reforma presupuestaria.

Las cinco mangas de abordaje continúan a un extremo de la pista, al igual que las dos torres de control y las de iluminación. En el lado norte del parque están las edificaciones donde funcionaba el servicio de ‘catering’. Las paredes están rayadas y a unos metros de allí está el incinerador y una especie de bodega donde se almacena chatarra.

Cerca a la Luis Tufiño se mantiene el incinerador y la chatarra acumulada que quedó como residuo del antiguo aeropuerto. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.

Larrea explica que tanto el basurero como el incinerador van a pasar a propiedad de la Epmmop, lo que vendría atado a una mejora ambiental que tiene que aprobar el Consejo Provincial, que analiza ya el estudio. Una vez que se le dé la autoridad para generar la remediación ambiental, esas zonas se liberarán. Espera que ocurra a inicios del 2016.

El último problema se centra en la plaza de la Bienvenida: hay gradas destruidas y agua verdosa estancada en lo que alguna vez fue una pileta. Desde mediados se semana, se lo empezó a recuperar, dada la visita del Santo Padre. Se va a trabajar en el mejoramiento total de la plaza, en el mantenimiento de las esculturas y de la pileta.

Las esculturas de la plaza de la Bienvenida y la pileta están descuidadas. Se trabaja en su mejora para la llegada del papa Francisco. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.

Para Larrea, el Bicentenario se consolidará pero no a corto plazo. Pide paciencia. Dice que cuando empiece la construcción del Metro, esa tierra será dispuesta en varios sectores del parque para formar relieves.

Suplementos digitales