Tengo la imagen grabada en la retina: la de la señora Cristina Fernández de Kirchner con gesto adusto y los titulares dando cuenta que sería uno de los jefes de Estado que acompañaría a Manuel Zelaya en su retorno a Honduras.
Muchos se preguntaban ¿qué hacía entre esa gente la Presidenta argentina?, sobre todo en momentos que ella y su esposo, recibían un fuerte revolcón en las elecciones legislativas, que le significó la pérdida de las mayorías tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.
Sin embargo: ¿no estaría la Presidente argentina haciendo una apuesta a futuro, asegurándose un respaldo para el caso de eventuales dificultades ante un Parlamento no complaciente o la aparición de jueces más curiosos? ¿Que se investigara a fondo el caso de la valija de Antonini Wilson, por ejemplo?
Cristina y colegas, con el secretario Insulza como abanderado y ariete, procuraban, y aun lo procuran, reinstaurar en su cargo al depuesto presidente Zelaya, quien fuera destituido por el Congreso de Honduras y cuyo arresto fue ordenado por el Tribunal Supremo de Justicia de ese país, por violar la Constitución.
La decisión de este Tribunal, en donde los correligionarios de Zelaya son mayoría, fue tomada por unanimidad y en el Congreso la destitución fue resuelta por una abrumadora mayoría, incluso con los votos de la mayoría de los representantes del Partido Liberal al que pertenece Zelaya. Pero para la OEA lo importante es que Zelaya fue electo. ¿Y los miembros del Poder Legislativo qué? Fueron tan electos como Zelaya, e incluso quienes votaron su destitución representan casi al 100% del electorado.
De cualquier forma parecería que la Carta Democrática solo vale para los presidentes y titulares del Ejecutivo y no para los miembros de los otros poderes. Ese dato lo debe haber tenido muy en cuenta la señora Kirchner. Y no ha estado mal rumbeada.
Días después de las elecciones legislativas y de su incursión por Centroamérica, algunas cosas comenzaron a cambiar en su país y han aparecido novedades extras sobre el matrimonio gobernante, que no es difícil que puedan derivar en investigaciones parlamentarias. Un solo caso, que dicho sea al paso ha recorrido el mundo, es que la fortuna a de los Kirchner ha crecido un 571,8% desde que están el poder (5 años) y un 158% en el último año, todo lo cual representa millones y millones de dólares. La situación puede complicar a los Kirchner y no es de descartar que a algún otro poder del Estado, ya sea el Judicial o el Legislativo, se le ocurra que tienen que rendir cuentas. Y es ante esa eventualidad que hay que valorar la apuesta de la Sra. Kirchner en favor de la Carta Democrática y la doctrina Insulza.