A 45 minutos de Cuenca, siguiendo el poniente, el verde lomo de la serranía adopta formas extrañas. Las montañas suben y bajan formando hoyas, pocas son las que se estiran, más bien se mantienen uniformes y retraídas. Es como si la montaña hubiera sido vaciada con una gran cuchara para helados. Es el Parque Nacional Cajas, de 28 544 hectáreas.
Su geografía es obra del tiempo y el hielo. Toda esa área estuvo durante millones de años cubierta por una gran capa de glaciar. La presión que este ejercía sobre la roca la fue modelando. Hace 12 000 años, en la última glaciación el hielo se derritió y el terreno cóncavo quedó lleno de agua. Así se formaron las lagunas.
Wilson Galarza, guía de turismo, explica que existen 225 lagunas. Solo se han contado las que tienen más de una hectárea de superficie, ya que las más pequeñas aparecen y desaparecen según el clima.
Estas lagunas han sido divididas en 3 tipos: oligotróficas, mesotróficas y eutróficas, siendo las de mayor extensión las primeras (la mayor de es de 68 m de profundidad). Las eutróficas (las más pequeñas, con una profundidad de 5 a 10 m) están desapareciendo debido al sedimento y a plantas que ganan terreno como la totora.
Una exponente de las lagunas mesotróficas es la Toreadora. Ubicada a 3 900 metros de altitud es una buena muestra del paisaje. En un día sin sol, el cielo es todo un algodón. El frío cala hondo y el viento lo transporta. Una chompa es una buena idea, así como algo dulce o una bebida caliente.
El único árbol que es posible ver ahí es el tucshi, en otras zonas se puede ver el árbol de quinua, conocido también como polylepis o árbol de papel. Los expertos afirman que para que un bosque de polylepis alcance la altura del Cajas tienen que pasar 300 años. Otras especies como la chuquiragua están presentes; además de una planta endémica llamada globito o sarashima, que significa maíz amarillo (Gentianella hirculus).
De pronto una de las 155 especies de pájaros corta el aire helado como si tuviera un motor. Es un colibrí, el más común es el estrellita ecuatoriana (Oreotrochilus chimborazo). Este pájaro es particularmente goloso, siempre se lo ve encima de las chuquiraguas bebiendo su néctar.
Para ver otros pájaros como el tucán o la gaviota andinos hay que adentrarse un poco más. Pero si se quiere ver uno de los seis cóndores que viven en el parque hay que adentrarse más todavía y tener algo de suerte.
Para ver un colibrí endémico del Cajas, el Metalura gorjivioleta, hay que tener mucha suerte, ya que está en peligro de extinción.
Entre los mamíferos hay osos de anteojos, cervicabras, venados de cola blanca, lobos de páramo, pumas, llamas, alpacas y un híbrido entre ellos llamado guariso. Ya no hay ganado vacuno porque su pezuña hace mucho daño al suelo del páramo, además que arranca la vegetación de raíz.
En ninguna de las lagunas nada la challua (bagrecito trepador o preñadilla), ya que ha sido casi exterminada por las truchas arco iris, que años atrás fueron introducidas al parque, que, si se desea, se las puede pescar.