La parada nueva que funciona en El Ejido, en sentido norte-sur, aún no funciona. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Las nuevas paradas del sistema Trolebús todavía no se estrenan en su totalidad.
Pese a que esta labor, a cargo de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), se tenía previsto que concluyera a fines de agosto del 2016, durante un recorrido realizado el martes pasado, desde Quitumbe hasta la Estación Norte, se constató que siete de las 44 infraestructuras remodeladas aún no se encuentran en funcionamiento.
Desde la parte exterior se observa que la mayoría de los andenes están ya construidos en: Chimbacalle (sur-norte), Plaza del Teatro (norte-sur), El Ejido (norte-sur), La Mariscal (sur-norte), La Colón (norte-sur), Cuero y Caicedo (sur-norte) y Estadio (sur-norte), pero no se ve movimiento de pasajeros.
Esto ha obligado a que los usuarios utilicen la estaciones provisionales implementadas por la Empresa de Pasajeros. O en casos extremos como en las paradas La Mariscal, Colón y Estadio, los pasajeros han tenido que cambiar sus rutas y bajarse antes o después del destino planificado, porque en esos sitios los troles pasan de largo. No se detienen.
Para llegar a diario a un curso de capacitación que recibe en un edificio que queda cerca de la parada Estadio, Marisol Zambrano, quien viene desde el sector de Guamaní, se baja en la estación La Y, ubicada más al norte de la Estadio.
Y desde ahí camina al menos cinco cuadras hacia el sur para llegar a su destino: la avenida 10 de Agosto e Ignacio San María. “Es molestoso regresarse a pie, además ando con tacones. Deberíamos bajarnos en la parada que nos corresponde”.
Cristian Pumazunta, otro usuario del Trolebús, ha modificado también su recorrido para acudir al Colegio de Arquitectos que funciona en las calles Núñez de Vela e Ignacio San María, cerca del andén Estadio, que no está operativo.
En su caso, Pumazunta se baja antes, en la parada La Carolina, y desde ahí camina cerca de tres cuadras (unos 400 metros) para llegar a su destino.
A pesar que desde el exterior las estaciones: Estadio, Cuero y Caicedo, La Mariscal, Ejido y Chimbacalle lucen listas para ser utilizadas, los accesos cuentan con cintas amarillas con la palabra peligro. Unas incluso tiene aún los plásticos protegiendo los pasamanos metálicos de la entrada. En las estaciones de la Colón y la Plaza del Teatro aún se realizaban trabajos en la parte interna.
La Epmmop, entidad a cargo de esta obra, informó que los trabajos se han postergado por falta de liquidez en la Alcaldía, lo cual ha retrasado los desembolsos, debido a la crisis económica del país.
Además, agregó que los andenes pendientes se entregarán a partir de la siguiente semana hasta mediados de marzo.
La construcción de las nuevas estaciones del Trole empezó en octubre del 2015. El propósito de la actual administración fue mejorar la imagen y seguridad de las estaciones que databan de 1995, 1996, 2000 y 2009 y, a la vez, adaptar la infraestructura antigua a los 80 buses biarticulados nuevos que se adquirieron en el 2016.
Las paradas nuevas son más grandes. Miden 50 metros de largo y tienen ocho accesos para abordar las unidades. Las infraestructuras anteriores tenían 21 metros y tres puertas.
Los trabajos estaban planificados realizarse en cuatro fases: 11 estaciones por cada una. Mientras duraran las intervenciones, la Empresa Pública Metropolitana de Transporte de Pasajeros Quito (Epmtpq) instaló paradas provisionales para la gente.
De estas estructuras metálicas con un toldo incluido, el martes pasado se identificaron tres en funcionamiento: en la Plaza del Teatro, Ejido y Cuero y Caicedo.
Para varios usuarios estos andenes no resultan adecuados. Mónica Bastidas, una pasajera que esperaba una unidad en El Ejido para dirigirse al sur, comentó que la estructura era “inadecuada”. Ella consideró que al no tener mayores protecciones, las personas están expuestas.
Durante los aguaceros, en esta misma estación, los usuarios tampoco se encuentran a salvo. Óscar Lapo, otro pasajero, mencionó que cuando llueve se filtra el agua entre las ranuras. Eso le genera molestias porque además pasa el frío. “El espacio es muy estrecho, no hay información para orientar a los pasajeros sobre las rutas”.
La Empresa de Pasajeros mencionó que en esos sitios se opera con paradas provisionales adaptadas a las unidades. Estas se encuentran cerca de las paradas en remodelación y cuentan con personal de seguridad. Y en otros casos, como en Chimbacalle, aún se usan las paradas antiguas del Trole.