La gráfica muestra el momento cuando los paracaidistas se lanzan en círculo hacía el vacío desde el avión. Foto cortesía: Tex Montes de Oca, Otto Haon, Santiago Vallejo
En el cielo son solo decenas de diminutos puntos que se esparcen por debajo de las nubes. En tierra, un suspiro profundo muestra los nervios de quienes, casi paralizados, los miran descender lentamente.
216 paracaidistas de 15 países tiñen de colores el cielo de Salinas, en la provincia de Santa Elena, desde el domingo. De manera simultánea saltaron desde cuatro aeronaves para ser parte de un festival por el Día del Ejército Ecuatoriano, el 186º aniversario de la Batalla de Tarqui, el Día de la Unidad Nacional y los 20 años de la gesta del Cenepa.
Su base de operaciones fue el aeropuerto Ulpiano Páez, junto a la vía a Mar Bravo. En las salas de arribo, el área de desembarque o junto a los estands, las delegaciones de Ucrania, Rusia, Estados Unidos, Inglaterra, Brasil, Chile, Colombia, Argentina, México, Ecuador y otros países colgaron sus banderas e improvisaron sus zonas de preparación.
El general Fernando Proaño, inspector general del Ejército y director del festival, explica que esperan marcar un récord sudamericano, realizando una figura con la mayor cantidad de paracaidistas en caída libre. También agruparán a la mayor cantidad de mujeres paracaidistas y planifican maniobras como formar el número 186 sobre la Península y una estrella gigante.
Hasta el viernes 20 de febrero, quienes disfrutan del feriado de Carnaval en Salinas podrán observar distintas modalidades, como salto libre básico desde 12 000 hasta más de 16 000 pies de altura, grandes formaciones y salto tándem (junto a un instructor).
Luego de topar el suelo y recoger el equipo, los deportistas observan la llegada de sus colegas retrasados y se preparan para realizar otro salto inolvidable desde el cielo ecuatoriano. Foto: Santiago Arcos / EL COMERCIO
La preparación para las maniobras empieza en tierra y el idioma no es una barrera. Los equipos se forman en hileras, hacen algunas señales y luego simulan los movimientos que harán una vez fuera del avión.
El mexicano Alejandro Noboa, del Skydive Cuautla, clasificó a una delegación según su velocidad de caída. “Son instrucciones básicas y de seguridad para que cuando abran sus paracaídas no se vayan a topar”.
Después de las indicaciones y un breve entrenamiento, solo tres minutos para equiparse. A las 16:00 se lanzaron desde
7 000 pies de altura para luego desplegar alas a 4 500 pies.
Mónica Navarro, también de México, calibró bien su altímetro. Es parte de su equipo y nunca puede faltar en su muñeca para saber, exactamente, el momento para tirar del pilotín del paracaídas.
Ella practica este deporte desde hace seis años y asegura que no es solo cosa de hombres. “Las mujeres también somos arriesgadas”. Con ella coincide la argentina Irina Rafael. Tiene 15 años de práctica y está convencida de que el paracaidismo despierta todos sus sentidos.
Para el salvadoreño Carlos Rait esta es su primera visita a Ecuador.“Conocer Ecuador desde el aire es lo más bello”, dijo mientras alistaba cada detalle de su traje.
Para inmortalizar este momento, gran parte de los participantes instalaron cámaras GoPro en sus cascos. Así captan fotografías y videos únicos.
En la foto, varios paracaidistas son parte de Festival de Paracaidismo de las Fuerzas Armadas en Salinas. Foto cortesía: Tex Montes de Oca, Otto Haon, Santiago Vallejo
El ecuatoriano Jorge Avendaño buscó la suya en un pequeño maletín que desplegó en una de las salas de aeropuerto. “Tengo 11 años practicando este deporte. He saltado desde México, Panamá y ahora tendré el Pacífico para mí solo”, contó casi sin aliento por la veloz preparación antes del embarque.
Quienes practican esta disciplina pasan por un riguroso entrenamiento físico, técnico y psicológico, como indica el teniente coronel Gustavo Iturralde, jefe de misión del Ejército. Siempre saltan con un equipo principal y otro de reserva y el tamaño dependerá de la experiencia: los más grandes son para los principiantes y los más pequeños, mucho más rápidos, para los más experimentados.
20 minutos antes de las 16:00, los aviones comenzaron a calentar motores. El estruendo de sus turbinas se mezcló con la adrenalina de los escuadrones de temerarios, que marchaban sobre la pista del Ulpiano Páez.
Luego de sobrevolar unos minutos, las puertas se abrieron y empezó el descenso. Las lonas con los colores de banderas de algunos países se acercaban a un terreno arenoso, cercano a la pista. Planearon suavemente hasta aterrizar de pie.
Tras su arribo, Víctor Tacuri caminó con firmeza mientras cargaba en sus manos una lona tricolor, que pesa unas 25 libras. Este paracaidista del Ejército fue parte de los 70 ecuatorianos que se unieron al festival. “Esto es adrenalina al 1 000%. Los nervios se van cuando ponemos un pie afuera del avión y luego solo sientes que flotas”.
En contexto
El Ministerio de Defensa organiza este festival por los 186 años de la Batalla de Tarqui. Al encuentro asisten miembros del World Team de Paracaidismo. Esta actividad fue una de las alternativas por el feriado de Carnaval en Salinas.