El Papa otorga indulgencia plenaria por la pandemia de coronavirus covid-19

El papa Francisco preside la Santa Misa de la Solemnidad de María Santísima en la 53ª Jornada Mundial de la Paz en la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, el 1 de enero de 2020. Foto: EFE

El papa Francisco preside la Santa Misa de la Solemnidad de María Santísima en la 53ª Jornada Mundial de la Paz en la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, el 1 de enero de 2020. Foto: EFE

El papa Francisco en la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano. Foto: EFE

Por vez primera en la historia milenaria de la Iglesia Católica, el Papa reza este viernes 27 de marzo del 2020 en solitario ante la inmensa plaza de San Pedro vacía y da la bendición y la indulgencia plenaria al mundo por la pandemia de coronavirus que lo azota.

Se trata de un rito inédito durante el cual Francisco dará la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) a todos los fieles, retransmitido por televisión, internet y radio a las 18:00 hora de Roma, 17:00 GMT (12:00 de Ecuador).

La bendición ha permitido a los más de 1 300 millones de católicos obtener la indulgencia plenaria, es decir, el perdón de sus pecados, en un momento tan difícil, con medidas de confinamiento que afectan a más de 3 000 millones de personas.

“Presidiré un momento de oración en el atrio de la basílica de San Pedro. Con la plaza vacía. Desde ahora, invito a todos a participar espiritualmente a través de los medios de comunicación. Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos al Santísimo Sacramento, con el cual al término daré la bendición Urbi et Orbi y a la cual se añadirá la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria”, anunció el mismo papa Francisco hace varios días.

La imagen del jefe de la Iglesia Católica que reza solo ante la inmensa explanada por el fin de la guerra contra un enemigo invisible que ha causado 25.000 muertes hasta ahora, resulta casi cinematográfica.

Ante el dramático momento que vive la humanidad, el papa Francisco decidió dar una bendición extraordinaria, la Urbi et Orbi, la misma que los pontífices suelen impartir sólo el 25 de diciembre y el Domingo de Pascua, fechas en que se recuerda el nacimiento y la muerte de Jesús.

Un evento extraordinario 

“Se trata de un evento extraordinario presidido por el papa, en un momento particular, cuando el mundo cae de rodillas por la pandemia. Un momento de gracia extraordinaria que da la oportunidad de vivir este tiempo de sufrimiento y miedo con fe y esperanza”, explicó en una nota el Vaticano.

Desde que se desató la epidemia de coronavirus en Europa, que golpea con particular fuerza a Italia y España, el papa Francisco se ha pronunciado en varias oportunidades, recordando en particular a los médicos y enfermeras, en la primera línea de la lucha, e instando a los sacerdotes a acompañar a los enfermos y moribundos.

El pasado 25 de marzo participó en una oración ecuménica mundial con todos los cristianos del mundo, para rezar el 'Padre Nuestro', la oración que Jesús nos enseñó “ , dijo, en un vídeo transmitido desde la biblioteca del palacio apostólico del Vaticano.

La bendición papal desde el atrio de San Pedro será particularmente seguida en América Latina, el continente donde reside el mayor número de católicos y tierra del pontífice Francisco, nacido en Argentina.

Las diócesis de toda la región se han movilizado para invitar a los fieles a la oración.

El Papa argentino suele mencionar cada mañana la pandemia del coronavirus antes de celebrar la misa matutina privada que desde la crisis es transmitida en directo desde la pequeña capilla de su residencia en la Casa Santa Marta, donde vive dentro del Vaticano.

En una alusión al importante papel de la Iglesia Católica durante las pestes que azotaron a Europa en el pasado, el papa salió el pasado 15 de marzo del Vaticano para rezar ante el crucifijo de la iglesia romana de San Marcello, que fue sacado en 1922 en procesión por los barrios de Roma para invocar el fin de la peste que la asolaba, por lo que se considera "milagroso".

El crucifijo ha sido trasladado a la plaza de San Pedro para la bendición de este viernes.

Francisco, que ha tenido que limitar sus actos y agenda para evitar eventuales contagios, se prepara a celebrar la primera Semana Santa de la era moderna sin fieles ni procesiones.

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