Los pañuelos suben a la cabeza

Cuando se inventó el pañuelo, quizá la idea de sonarse la nariz   sonaba loca. Su uso era más sofisticado. Las damas de alcurnia lo tenían como un objeto de distinción para llevarlo en la mano y agitarlo cuando algún pariente se iba de viaje. Incluso, fue un símbolo de la coquetería de la época, cuando las damas lo dejaban caer sutilmente para llamar la atención de algún caballero. Pero, de pronto en el siglo XVI, una que otra persona lo empezó a usar para otros fines. La secreción nasal creó la necesidad.

Tan solo le bastó nacer, para que la gente creara distintos usos de este versátil artículo, hasta sirve como una forma de comunicación. En las corridas de toros, por ejemplo,   se lo utiliza para dirigir el evento sacándolo sobre el balcón. Incluso en las guerras, los soldados tienen a la mano un pañuelo de color blanco para hacer una bandera que significa rendición.

Ni los bailes se han salvado. En algunos países esta pieza es fundamental en ciertos festejos típicos. En países como Chile se lo toma con la mano derecha y se lo gira enérgicamente en una danza conocida como la cueca. 

El pañuelo es tan inquieto que no puede ser usado solo para una función y área del cuerpo. Primero se usó como bufanda, luego como blusa, y ahora la moda es colocarlo en la cabeza.

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