Panamá será sede de la Cumbre de las Américas. Foto: AFP
En 1998, durante la II Cumbre de las Américas, en Santiago de Chile, un grupo de periodistas del programa televisivo argentino ‘Caiga Quien Caiga’, se acercó al presidente de Estados Unidos Bill Clinton. Le entregaron un regalo: el ‘Kamasutra’, el libro erótico de la India, cuando había estallado el escándalo sexual con la pasante Mónica Lewinsky.
Clinton rió a carcajadas y devolvió el libro.
Los mandatarios estadounidenses siempre han sido la atracción fundamental de todas estas cumbres. Pero también ha sido el escenario en el que se expresaron los giros políticos regionales. Y tampoco lo será este viernes, cuando en Ciudad de Panamá se inaugure la VII Cumbre, marcada por la primera asistencia de un mandatario cubano: Raúl Castro.
En 1994, en Miami, y por iniciativa del mismo Clinton, comenzaron estas citas que se repiten cada cuatro años. En aquel entonces, el continente vivía una marcada tendencia neoliberal y se hablaba mucho de la ‘globalización’. El denominado Consenso de Washington (una fórmula para los países en crisis bajo la égida del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de EE.UU.).
Los sectores de la izquierda lo criticaban porque se trataba de un documento que poco tenía de consenso, pues -sostenían- no había firmado ningún país latinoamericano. Pero en Miami se marcó el derrotero por el cual la región había decidido transitar: el Área del Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Hasta el 2004. En Mar del Plata (Argentina), sede de la IV Cumbre, ya Hugo Chávez no era el presidente solitario de la izquierda que en la cumbre del 2001, en Québec, había puesto reparos, junto al brasileño Fernando Henrique Cardoso, al ALCA, a pesar de que se había puesto como límite la total adhesión a este para el 2005.
Bajo el liderazgo del entonces mandatario argentino Néstor Kirchner, anfitrión en Mar del Plata, y ante un George W. Bush que llevaba adelante su guerra contra el terrorismo, Hugo Chávez lanzó la frase que inmortalizó: “ALCA-ALCA-ALCA-rajo (…) Aunque quieran maquillarlo, es un cadáver”.
Recuperar la confianza fue clave para Estados Unidos en el 2009, en Trinidad y Tobago. Ya Bush hijo había dejado la Casa Blanca a Barack Obama. Allí ya se criticaba la ausencia de Cuba de estas citas, auspiciadas por la OEA; el presidente de EE.UU. comenzaba a admitir los errores de su país en el tratamiento con la isla.
De hecho, en el 2012, en Cartagena, los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), entre los que se encuentra Ecuador, condicionaron su llegada a la cita de esta semana a la presencia de Cuba.
Ya con la apertura de relaciones diplomáticas, la región está pendiente de la foto en que se verá a los dos ‘enemigos’ ideológicos y que significa, por tanto, el tercer giro político de esta cumbre que ya no habla de libre mercado, de globalización.
La prioridad del encuentro de las 35 delegaciones de la región es la “prosperidad con equidad: el desafío de cooperación en las Américas”, según el documento. Habrá cinco ejes temáticos: salud, educación, seguridad, migración, ambiente y participación ciudadana.
A pesar de ello y del estrechón de manos entre Castro y Obama, una imagen que recorrerá el mundo, resta por saber qué pasará con Venezuela y si se reúnen Nicolás Maduro y Obama, en Panamá.
Las autoridades del país bolivariano aseguran que están próximas a recopilar los 10 millones de firmas de la campaña mundial #ObamaDerogaElDecretoYa para llegar a Panamá y entregárselas al Presidente de Estados Unidos (organizaciones sociales del Ecuador entregaron en el consulado venezolano en Guayaquil 10 000 rúbricas).
Sin embargo, Estados Unidos ha querido bajar el tono de la confrontación. Ayer, Ben Rhodes, alto integrante del Consejo de Seguridad Nacional, dijo que “Estados Unidos no cree que Venezuela represente alguna amenaza para su seguridad”. Sin embargo, un grupo de 19 exmandatarios, entre ellos el español José María Aznar, el mexicano Felipe Calderón y el ecuatoriano Osvaldo Hurtado, denunciaron una alteración del orden democrático en ese país.
Ayer, durante el conversatorio del presidente Rafael Correa con los medios, dijo que, “con contadas excepciones, entre todos no hacen uno (presidente)”. Añadió que la Unasur y la Celac han respondido unánimemente en contra del decreto y que se mantendrán en sus posiciones. Y, en el caso de Ecuador, “será radical” .
Maduro, Castro y Obama serán sin duda los referentes de la cita de Panamá, como lo fue Clinton en Chile, o George W. Bush, en Mar del Plata. Un periodista del mismo programa argentino ‘Caiga Quien Caiga’, le preguntó a Bush si le gustaba Mar del Plata. “Sí”, respondió. El periodista replicó: “Entonces, por favor, no bombardee Mar del Plata”.
Política
La Cumbre de las Américas ha vivido el vaivén geopolítico. EE.UU. fue un actor clave en el tránsito del ‘neoliberalismo’ al ‘socialismo’ y ahora a la apertura a Cuba.