Los pañales son un mercado absorbente

Redacción Guayaquil 

Entre los pasillos de la distribuidora GyP Villacís, en la Bahía de Guayaquil, Olga López meditaba frente a una percha llena de pañales. Con la mirada, esta madre chequeaba cada paquete.

Por un rato se inclinó por el de los dibujitos de colores. Pero cuando vio el precio dejó el paquete en su lugar. Ya llevaba parada algunos minutos. “Trato de  escoger el producto más indicado para mi hija Giannella”.

Las ofertas eran variadas: distintos tamaños, de tela o papel, cinta pega y despega, acolchonados, superabsorbente, con figuras de animalitos... Aunque la gama de precios no es tan amplia como la de los diseños.

Al final, sin titubear, López optó por comprar la marca de siempre. “Es la más económica, no se puede despegar muchas veces, pero hay que ajustar el bolsillo”.

Ella escogió cuatro paquetes, cada uno de 24 pañales. Eso le servirá para abastecerse solo por unos cuantos días, ya que su pequeña hija tiene problemas para contener la orina. Por ello gasta unos USD 200 cada  mes.

Pero López es solo una de las decenas de clientes de GyP Villacís. Esta importadora a diario vende 60 bultos, cuyos costos van de USD 36,2 (si es extragrande) hasta USD 32 (si es grande). 

Cerca de ese local, Edith Romero acomoda los paquetes en su puesto. Al día vende unos USD 230, es decir, cinco bultos.  

Dentro del conocido  ‘mercado del bebé’, los pañales juegan un papel importante. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada día se consumen 400 millones de pañales en el mundo.

En el país, la demanda de pañales desechables para niños y ahora también para adultos mayores ha crecido en los últimos 10 años. Una muestra es la variedad que se puede encontrar en las perchas de los supermercados, hasta 18 marcas diferentes.  

Siete compañías se dedican a esta producción. Entre ellas, Kimberly&Clark, Otelo SA, Zaimella y Familia Sancela acaparan el mercado nacional.

Un reporte de la oficina del Servicio Comercial de los Estados Unidos, elaborado en 2006, revela que el consumo de pañales en Ecuador alcanza los 480 millones de unidades cada año. Esto con un estimado de  clientes que bordea los 2,4 millones de niños de hasta 2 años de edad.

El precio y el tamaño son los dos factores que determinan el consumo. IPSA Group elaboró un estudio sobre este tema entre enero y abril de 2009. Los resultados señalan que las marcas económicas e intermedias son las más solicitadas (ver cuadro).

Según el muestreo de 2 800 casos, en 26 ciudades del país, la línea económica alcanza el 41% de las ventas, la intermedia ocupa un 44%, mientras que la Premium apenas llega al 15%.

El impacto también se puede medir por las presentaciones. Según IPSA Group, el 35% de los consumidores prefiere las presentaciones grandes y el 34% las medianas. En tanto que las pequeñas solo llegan al 10%.  

Para los representantes de Kimberly&Clark, la inclinación del cliente va por el lado de la tecnología. Algunos pañales tienen aloe vera y vitamina E para proteger la piel del bebé. Otros son superabsorbentes para evitar las filtraciones y hasta hay las cintas ajustables pega y despega.

Por ejemplo, la marca Huggies Active Sec promociona su capacidad de absorción por hasta 12 horas, considerando la alimentación promedio del bebé.

Sin embargo, la penetración del uso de pañales desechables alcanza al 30% de la población. Un informe de mercado de Kimberly&Clark indica que de cada 100 hogares con bebés en edad de usar pañales (de 0 a 2 años) solo 30 usan desechables.

El uso es menor en áreas rurales y algunas ciudades de la Sierra, donde parte de las madres opta por utilizar pañales de tela.

Rebeca Ramos, del Programa de Ecoeficiencia y Manejo Integral de Desechos de la consultora Soluciones Ambientales Totales (Sambito), dice que esto  minimiza el daño que causa el mundo de lo desechable. “Un pañal desechable puede tardar entre 200 y 500 años en descomponerse. Un pañal de tela solo demora entre 5 y 12 meses”.

En la Bahía de Guayaquil pocos locales promocionan los tradicionales pañales de tela. Las estanterías están llenas con fundas plásticas de colores llamativos.  Carmen Arias buscó por una hora los pañales para su nieto Samuel. “Antes se usaba los de tela, pero con esto de la modernidad todo es más rápido y sencillo”.

Una mujer usa 240 toallas al año

Las hay de todo tipo. Con alas, para las noches, con sábila para evitar irritaciones, para quienes usan tangas... Las toallas sanitarias se han convertido en un producto indispensable para la higiene femenina. En el país, hasta son parte de la canasta básica.

En promedio, una mujer usa cuatro toallas diarias durante su ciclo menstrual, que dura aproximadamente cinco días. Al mes, la cifra se transforma en 20 toallas y al año alcanza las 240.

En el mercado local existen 12 marcas de toallas sanitarias que promocionan desde filtros de reducción de olores hasta partículas de rápida absorción. Esto según un estudio realizado por la consultora IPSA Group.

Rebeca Ramos, del Programa de Ecoeficiencia y Manejo Integral de Desechos de la consultora ambiental Sambito, dice que el consumo de este tipo de productos es más fuerte en las ciudades. “Según una encuesta de Cedatos, en el Ecuador el 93% de mujeres  que viven en el área urbana usa toallas higiénicas”. Es decir, todas esas toallas desechables que utilizan las cerca de 4 millones de ecuatorianas que viven en distintas ciudades van finalmente al tacho de la basura.

El impacto para el medioambiente es uno de los principales problemas. Ramos asegura que una toalla sanitaria, por sus componentes plásticos y de algodón, puede demorar en descomponerse hasta 200 años.

No obstante, resalta como positivo el uso de productos alternativos para reducir el impacto por contaminación. Aunque en un mínimo porcentaje, una parte de  las mujeres ecuatorianas ha optado por usar toallas higiénicas elaboradas con telas que, incluso, son reutilizables.