Consuelo Buitrón Aguirre
En muchos ámbitos públicos y privados de nuestro país, el ciudadano es una persona de última categoría de la que hacen mofa poderosos empresarios o altos servidores públicos invadiéndonos una desesperanza incontrolable.
Las personas que no tienen acceso a los servicios de salud pública ni a la atención privada por su alto costo, buscan protegerse con Medicina Prepagada. Una de estas que con capital extranjero puso sus oficinas en Ecuador, vendió unos planes ‘maravillosamente atractivos’ que se han convertido en letra muerta, perjudicando a miles de usuarios. No damos el nombre por las revanchas que se están dando.
¿A quién acudir? ¿Qué hacer si la Superintendencia de Bancos se desligó del control a estas empresas? ¿A quién quejarse que esos ejecutivos hagan pasar un vía crucis sin obtener el pago de los reclamos estipulados en los contratos en un término de ocho días?
¿Hasta cuándo los ciudadanos honrados permanecemos desprotegidos, sin que nadie pueda defendernos? Ojalá esto sirva de alerta para que la gente no caiga en el engaño, hasta que el Ministerio de Salud entre a controlar a estas empresas que venden salud y enferman de iras e impotencia a sus clientes.