Redacción Negocios
Los acreedores de la Mutualista Benalcázar exigen celeridad en la liquidación de la entidad. Hasta el momento se ha pagado a las personas con discapacidad y a los depositantes que tenían hasta USD 5 000.
Pero aún está pendiente el pago a personas de la tercera edad y a unos 450 clientes con montos mayores a los 5 000, así como a los acreedores jurídicos privados y públicos.
Eduardo Almeida, miembro de la Junta de Acreedores, explicó que hace tres meses se negoció la venta de la matriz de la Mutualista a la Procuraduría, pero aún no se efectiviza el pago.
4,5 millones
se adeuda a los de más de 5000. A entes privados y públicos se les debe más de 40 millones.
“Ese edificio se vendió en USD 11 millones, una parte se debe pagar al Banco Internacional, que tenía a su favor una hipoteca, y para los otros acreedores quedaba 1,5 millones”.
Según dijo, con este dinero ya se hubiera terminado de pagar a los adultos mayores, a quienes se les ha venido pagando con una primera venta de oficinas, parqueaderos y otros bienes.
Los acreedores de más de USD 5 000 deberán esperar hasta este lunes 21, cuando se conocerá cuánto se recaudó del segundo remate, en el cual se ofertaron bienes al 80% de su valor. Dentro de este remate también se abrió la opción de que los acreedores de más de 5 000 canjeen sus acreencias por las viviendas de los proyectos inmobiliarios de la entidad.
Pero esta alternativa no tuvo mayor acogida en la primera convocatoria, a la cual solo se presentó un interesado.
Para la Junta de Acreedores, el remate ha sido el único camino que encontraron para recuperar sus ahorros. Aunque Almeida reconoce que se vende con una disminución del costo.
Otro cuello de botella que afronta esta institución ha sido encontrar cómo se pueden desarrollar los proyectos, que no están terminados.
El Seguro, que también es acreedor de la Mutualista Benalcázar, ha mostrado interés en asumir los proyectos, pero hasta ahora no se concreta ningún acuerdo.
Los acreedores esperarán hasta este lunes, para que el IESS emita un pronunciamiento.
Almeida, al igual que el resto de miembros de la Junta de Acreedores, coinciden en que la Mutualista nunca debió cerrarse, pues había caminos legales para regularizar su situación.
Por todas estas demoras, los acreedores esperarán que se cumpla el ofrecimiento del Presidente, de que hasta el 31 estén pagadas las acreencias, caso contrario saldrán a las calles a protestar desde el 4 de enero.