Además de brindar mi irrestricto apoyo a la libertad en general y sobre todo a la libertad de expresión que un régimen totalitario intenta imponer mediante leguleyadas importadas de las obscuras dictaduras, reclamo el derecho y obligación que tenemos los padres sobre los programas de TV.
Es obligación única e irrenunciable conducir a nuestros hijos a que vean y lean lo que de acuerdo con nuestra formación es lo correcto.
No puede el Gobierno negarnos ese derecho prohibiendo programas o lecturas que considere inapropiados, es nuestra obligación enseñar a los hijos a discernir y podemos apagar la televisión o no comprar lecturas haciendo uso de la libertad que intentan conculcarnos.
Estoy de acuerdo en que se debe elevar el nivel de educación para abrir la mente de las nuevas generaciones, pero la libertad es la base de la educación y por eso debemos luchar.