Los desacuerdos en la ejecución de proyectos durante una administración municipal son recurrentes, prácticamente inevitables si la obra es de amplia magnitud.
La Alcaldía, por ejemplo, está sorteando críticas y comentarios a la línea Roldós-La Ofelia de los Quito Cables, que es un proyecto nuevo, y a la solución vial Guayasamín, la cual recibió observaciones durante la gestión de Paco Moncayo.
El exalcalde (período del 10 de agosto de 2000 al 29 de enero del 2009 ) recordó cuáles fueron las objeciones y limitaciones que, a la larga, causaron que la solución vial Guayasamín quedase inconclusa durante su administración.
¿Por qué una obra que pretende solucionar el tránsito vehicular genera rechazo en parte de la comunidad?
Una ciudad como un país o una organización se mueve por intereses. Cuando estos se cruzan se crean los conflictos. La autoridad tiene que estar atenta para resolverlos. Lo que beneficia a unos puede incomodar a otros. Esto es el pan de todos los días.
¿Durante su administración usted también se enfrentó a estos dilemas por la solución vial Guayasamín?
Cuando llegamos en el 2000 el país estaba quebrado, y la ciudad también. Hubo el cierre bancario y la dolarización. En ese entonces el presupuesto municipal quedó reducido a USD 50 millones. Nosotros, en el 2009, lo entregamos con USD 900 millones.
Además Quito había soportado un terrible invierno, se habían caído las lomas sobre las vías. La avenida Velasco Ibarra tenía varios derrumbes, se cayó la mesa de la Interoceánica por dos ocasiones. Quito estaba desconectado de Tumbaco y Cumbayá, todos los carros debían ir por la av. Río Coca. Era necesario dar una solución.
¿Qué salida se planteó en ese entonces?
Los estudios señalaron que era necesario construir dos túneles y un paso elevado en la Plaza Argentina. Pero con esfuerzo logramos financiar solamente un túnel de 3,5 kilómetros, el que existe actualmente. Mientras que para el de 5 kilómetros no se consiguió financiamiento.
¿El paso elevado tampoco se construyó por falta de recursos?
Cuando se planteó una solución elevada, los arquitectos señalaron que eso era una agresión a la imagen urbana de la ciudad y que había que hacer una infraestructura deprimida. Ahí concluí mi administración y este último proyecto no tuvo continuidad.
¿Qué cuestionamientos hicieron los moradores a la solución de este entonces?
La comunidad siempre se va a oponer cuando se sienta perjudicada. En este caso fueron los moradores del barrio Bolaños, que temían quedarse aislados.
Pero yo me pasaba el tiempo hablando con ellos, haciéndoles comprender que el bien de dos millones de personas tiene que hacernos generosos. Hay que hablar mirando a los ojos, conversando, sin tenerle miedo a la gente, yendo uno mismo, no mandando al secretario, y el secretario al director, y el director al subdirector. Así nunca se llegará a un acuerdo.
¿Por qué debe ir personalmente el Alcalde y no sus delegados?
Porque es el líder.
Pero, si el Alcalde atiende conflictos su imagen política se podría afectar.
Uno tiene que dar la cara. En la Alcaldía es al revés; puede ser que en la Presidencia sea de otro modo, pero a la gente le gusta saber que hay alguien a cargo. Yo no me eximía, tenía conexión con todo el mundo (…) El Alcalde no puede estar escondido. Puede ser que un ministro no asome y no pase nada. El Alcalde debe dar la cara todos los días.
¿Cómo se debe llegar a acuerdos con la comunidad que se siente afectada?
Cuando uno hace una obra no se puede afectar, así fuese a una familia. Hay que pensar en cómo reasentarlos, ofrecerles solución. Si se presenta una propuesta concreta de reasentamiento, la gente aceptará.
Actualmente se requiere una intervención en la zona de la Plaza Argentina. El túnel Guayasamín está saturado con 34 000 automotores por día. ¿Qué hacer?
No es lógico tener solo un túnel. Hay que hacer la solución vial Guayasamín, pero se debe reconsiderar el diseño. Lo que he visto es un monumento al cemento. La cuestión es bien simple: ¿es una ciudad para la gente o para los carros?
En el caso de la solución vial Guayasamín, ¿cuál sería su recomendación dada su experiencia?
Se puede recuperar la vía antigua construyendo un puente anclado a la roca. En la zona ya se construyó una solución hidráulica para la quebrada de El Batán. Además, se debe buscar una alternativa para que la infraestructura sea subterránea y no afecte a la imagen urbana.
Hay que pensar que no somos Nueva York o Dubái, no podemos seguir endeudándonos. Hay que planificar. Cuando uno es autoridad es lindo lucirse, pero esto no es para lucirse y dejar una herencia nefasta a una ciudad o a un país. Nuestra propuesta era pragmática; no se trataba de una obra faraónica.
¿Tiene sentido reconsiderar un proyecto que ya está en marcha?
Hay que hacer valer los recursos de la ciudad y llegar a consensos. La gente en Quito es muy racional, es fácil llegar a acuerdos. A los quiteños les gusta que les expliquen, que les den razones, no que les ordenen. Hay que hacer asambleas y conversar con todos.
Trayectoria
Paco Moncayo (8 de octubre de 1940) fue jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, diputado, Alcalde de Quito y asambleísta.
Como Alcalde inició la construcción del nuevo aeropuerto y reubicó a los informales del Centro.