Pablo Fiallos. Redactor
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Quizás la reunión de los dos actores más respetados de su generación ya sea por sí sola todo un acontecimiento. Aun cuando Robert De Niro y Al Pacino ya han coincidido anteriormente en dos películas, en ‘Righteous kill’ (titulada absurdamente en el país ‘Frente a frente’) es la primera cinta en que están juntos la mayor parte del filme.
La ficha técnica
Título: ‘Righteous kill’
Dirección: Jon Avnet
Guión: Russell Gewirtz
País: EE.UU.
Año: 2008. Dur.: 101 min.
Género: Drama, thriller
Reparto: Robert De Niro, Al Pacino, Curtis ‘50 Cent’ Jackson, Carla Gugino, Donnie Wahlberg, Trilby Glover y John Leguizamo
Música: Ed Shearmur
Para fans de Robert de Niro o Al Pacino, en cualquier orden
En su primera colaboración en ‘El Padrino 2’, de Francis Ford Coppola, nunca estuvieron juntos en el set, pues el personaje de De Niro (el joven Vito Corleone) se presentaba cuando el de Pacino (el hijo, Michael) aún no había nacido. Y en ‘Heat’, de Michael Mann, solo compartieron un par de escenas juntos.
En la primera colaboración ambos interpretaron a gángsteres; en la segunda, Pacino era un policía que perseguía a de De Niro, otro gángster. Ahora, en ‘Righteous kill’, ambos interpretan a dos policías que han sido compañeros durante más de tres décadas en el departamento de Policía de Nueva York.
Cuando este par de veteranos está por retirarse, la pareja se interna en la investigación del asesinato de un conocido proxeneta, que remite a un caso resuelto por ellos en el pasado.
Un poema encontrado en la escena del crimen intenta justificar el acto. Y a partir de ese momento comienza a repetirse una serie de ‘ajusticiamientos’ a criminales que se han escapado del sistema judicial.
Desde el principio, la historia presenta una serie de tópicos recurrentes en las cintas policíacas: dos compañeros de toda la vida, el ocaso de sus carreras, el acoso de Asuntos Internos, la mujer ideal/fatal, una pareja más joven de policías como amenaza. Y el infaltable asesino en serie que, a partir de las pistas que deja, termina por implicar a la propia Policía.
Mas, esos lugares comunes, propios del género, son resueltos eficientemente por el director, Jon Avnet, quien plantea una puesta en escena ágil, con rápidos cortes y movimientos de cámara. Además, la música de Ed Shearmur ayuda a pronunciar la tensión en un relato en el que las claves del asesino están destinadas a jugar tanto con los detectives como con el público.
Lleno de giros y cambios inesperados, en una estructura de retrocesos, el guión está desarrollado a partir de una trampa inicial que intenta jugar con la posibilidad de hallar al culpable.
Esta historia sobre la ética y la moral con la que se debe ejercer la justicia funciona y resulta entretenida, pero no marca ninguna diferencia en el género.
Lo que más resalta es la acertada interpretación de sus dos protagonistas. Ellos con casi 70 años continúan brindando un derroche de energía física e interpretativa que por sí sola justifica el pago de la entrada. Irónicamente, la importancia de la presencia dramática de cada actor hace que el filme se vuelva a ratos un tanto previsible.