El presidenciable de Pachakutik, Yaku Pérez, se reunió ayer, 9 de febrero, con observadores de la OEA y vocales del CNE. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Las elecciones del 7 de febrero le otorgan al movimiento Pachakutik (PK) el mejor resultado electoral en sus 25 años de vida política en Ecuador.
De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral (CNE), con el 99,22% de actas escrutadas, su candidato presidencial, Yaku Pérez, tiene ‘grandes chances’ de ir, por primera vez con candidato propio, a una segunda vuelta electoral.
En el escenario presidencial, la lista 18 presentó un candidato propio solo en el 2006, cuando Luis Macas captó apenas el 2,19% de los votos. En 1996, 2002, 2013 y 2017 participó en alianzas para intentar llegar a Carondelet. En ese lapso, apoyó a Freddy Ehlers, Lucio Gutiérrez, Alberto Acosta y Paco Moncayo, respectivamente.
En el ámbito legislativo, alcanzaría unos 27 escaños, con lo que se convertirá en la segunda fuerza política en la futura Asamblea. En el 2002 había logrado su mayor fuerza legislativa con 11 curules en el desaparecido Congreso.
¿Por qué se evidenció un rápido ascenso político? El politólogo Arturo Moscoso cree que hay dos factores fundamentales en el resultado del movimiento: las protestas de octubre del 2019, que marcaron un punto de partida para la agrupación, de cara a estos comicios. A ello se sumó la candidatura de Pérez, cuya imagen rebasó el climaje étnico.
“Fue una postulación más abierta, se la percibió como más progresista, postmaterialista que busca la defensa de los derechos ambientales, de la mujer… Eso ligó mucho en la juventud, fue una alternativa”.
La experta política, Arianna Tanca, dijo que el protagonismo de Pachakutik se debe analizar desde dos aristas: desde sus orígenes han sido una pieza clave en las decisiones políticas del país, lo que se reflejó en el levantamiento último.
El segundo, dijo, el presidenciable logró atraer al votante con una actitud conciliadora y añadiendo causas a su propuesta política.
Uno de los aliados de campaña fue Unidad Popular. Su director, Geovanny Atarihuana, afirmó: “Yaku representa a los jóvenes, a los ecologistas, a una trayectoria de vida. Es una nueva forma de izquierda, que no es autoritaria y es solidaria”.
La postulación de Pérez, sin embargo, causó malestar en las figuras visibles de la rebelión de octubre, Leonidas Iza y Jaime Vargas. Iza afirmó en una entrevista radial, el pasado lunes, que el postulante presidencial capitalizó únicamente el voto de las protestas.
Para Lourdes Tibán, exlegisladora, hubo diferencias dentro de la agrupación indígena por la nominación de Pérez como candidato. No obstante, ella defendió su selección y detalló que pesó la trayectoria.
Como parte de su recorrido, Pérez apoyó a Rafael Correa en la campaña del primer período presidencial, según él porque -en uno de los discursos públicos- les ofreció extinguir las concesiones mineras en fuentes de agua. “Al llegar al poder nos traicionó, hizo lo contrario”, recordó Tibán.
Tras ese accionar, Pérez dirigió las protestas contra la Ley de Aguas y fue detenido seis veces, acusado y procesado por sabotaje, terrorismo y paralización de servicios públicos. En una ocasión, llegó a cumplir una sentencia de ocho días de prisión.
También ha impulsado varios pedidos de consulta popular ante la Corte Constitucional, por la defensa del agua. Pero solo le dieron paso a la del cantón azuayo de Girón, que se realizó en marzo del 2019, y con resultado favorable.
Para el sociólogo cuencano, Patricio Carpio, todo eso se venía acumulando y se fortaleció con las protestas indígenas. En ese entonces Pérez ya era la sorpresa política en Azuay tras haber ganado la Prefectura, sin una abrumadora campaña.
Con el levantamiento social -dice Carpio- los indígenas demostraron una vez más que, desde la Asamblea, no pueden echar abajo un proyecto, pero desde las calles sí, al conseguir que el presidente Lenín Moreno derogue el intento del retiro del subsidio de los combustibles ene l país.
Marlon Santi, coordinador nacional de la lista 18, dijo que hoy la propuesta política de la organización ya no es solo indigenista, sino que se transformó en pluralista e integradora.