Chambers: ‘Ninguna persona querrá ser veedora por miedo a la cárcel’

Pablo Chambers

Pablo Chambers

“Han sido siete años que no hemos podido contratar, ni trabajar; ni siquiera hemos podido salir del país”, dice Pablo Chambers. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO 

Entrevista a Pablo Chambers, veedor sentenciado.

La Corte Nacional acaba de ratificar una sentencia de un año en su contra. ¿Usted y Gerardo Portillo van a ir presos?
Acataremos la sentencia. Estaremos el año que nos corresponda en prisión.

¿Asumen todo el costo que esa decisión implica?
En la práctica hemos estado retenidos en el país seis años. Por todas las medidas coercitivas que enfrentamos. Ha sido una indefensión total. Desde diferentes entidades del gobierno no dejaron de perseguirnos.

¿Pero cómo se ha expresado esa persecución?

No hemos podido hacer absolutamente nada que tenga que ver con relaciones comerciales, la gente tenía miedo de relacionarse económica e incluso personalmente con nosotros. Caímos en desgracia, los amigos, en un momento dado, ni siquiera nos saludaban.

¿Se volvieron una especie de parias?

Indudablemente, sobre todo los primeros años la mayoría se alejaba. Ahora que la gente comenzó a darse cuenta de lo que estaba ocurriendo nos volvimos populares. Pero nos llama la atención el silencio de los candidatos sobre esta injusticia.

¿A qué se debe este silencio de los políticos?

Para cualquier gobierno es incómodo tener ciudadanos que controlen. Por eso queremos una definición, qué tipo de Gobierno vamos a tener, de respeto o no a la opinión ciudadana.

¿Ustedes aceptarían un indulto del Presidente?
No, no estamos en corrida de toros, no es una payasada, se ha jugado con nuestras vidas durante siete años. Fabricio Correa no ha devuelto los anticipos que por USD 420 millones se le entregó desde el Gobierno. No podemos dejar que eso se olvide.

¿Creen que valió la pena todo el trabajo que hicieron, la forma en que se han expuesto, luego de concluir que las empresas de Fabricio Correa recibieron USD 657 millones en contratos y subcontratos, y sin embargo no ha pasado nada?
Claro que valió la pena. Nosotros fuimos los que comenzamos a hacer que la gente hable, antes todos se callaban por miedo; fuimos los únicos que abrimos la cortina panameña. Nadie sabía lo que pasaba con el entramado de firmas que Fabricio creó en Panamá. Ahora se habla de un pacto ético cuando uno de los primeros en crear firmas ‘offshore’ en paraísos fiscales fue el hermano del Presidente.

¿Qué pasó finalmente con los contratos que recibieron las empresas de Fabricio Correa?

Se siguieron ejecutando, no sabemos bajo que figura, con otras empresas. Según la ley, debía declararse la nulidad y no la terminación unilateral que dispuso el presidente Rafael Correa.

¿Cuál es su opinión sobre la actuación de los jueces en su caso?
No ha habido un minuto que nosotros hayamos tenido justicia. No se nos ha permitido presentar todas las pruebas, llamar testigos, hacer diligencias con la Fiscalía, tampoco pudimos presentar el video donde aparece el Presidente afirmando que sabía de la compra de Cosurca, la empresa de Fabricio Correa. También es insólito que a pesar de que cuatro veedores firmamos el informe por el cual fuimos enjuiciados, dos fueron declarados inocentes y dos fuimos sentenciados por un delito que no existe.

¿Cuál será el futuro de las veedurías designadas por el Consejo de Participación Ciudadana, luego de que ustedes han sido sentenciados?

La realidad es que no ha habido más veedurías. A partir de la nuestra, el resto han sido simplemente grupos de amigos para conseguir objetivos bajo pedido.

¿No son críticos ni hacen observaciones para que se corrijan procedimientos en el Estado?

Para nada, siempre dicen que todo está bien. Se ha deses­timulado la participación de los veedores. Y es comprensible: ninguna persona va a querer ser veedora imparcial sabiendo que puede ir a la cárcel, no existe la más elemental garantía. A nosotros nadie nos pagó jamás un centavo, pero tampoco esperábamos que nos persiguieran de esta manera.

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