María Toapanta hace turnos de 15 días para cuidar a los borregos en los páramos de Yanahurco, en Saquisilí. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
El mayor tesoro que tienen los indígenas de las comunidades de Cotopaxi son las ovejas importadas de Chile. Así lo consideran, pues esos animales les han dado mejores condiciones de vida, con la venta de su lana y de los pies de cría. Esta buena experiencia empezó con un proyecto de mejoramiento genético, según los campesinos y las autoridades del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Un grupo de campesinos de Yanahurco, en Saquisilí, se asoció para crear el centro de crianza de borregos de la raza Marín Maguellan Meat Merino o 4M, traída en el 2016 de Chile. Al centro arribaron 500 de 2 000 animales (1 500 hembras y 500 machos) importados de la región de Magallanes. El ganado costó al Estado USD 1,5 millones y fue comprado para mejorar la carne y lana.
El resto de ovinos fue repartido a familias de 23 asociaciones de las zonas altas de Pujilí, Saquisilí y Latacunga. Ellos recibieron tres ovejas (un macho y dos hembras) por parte del MAG para su reproducción con la raza Corriedale. La única condición fue que criaran 10 hembras para el macho 4M.
El cruce de estas razas permitió un cordero con una fibra más delgada, con menos churos y una mecha de lana más larga. El peso del animal al nacer subió hasta 5 kilos. El resultado fue un mejor valor de la libra de fibra de oveja de 10 a 60 centavos. La fina lana de color crema es adquirida por empresarios de Riobamba y Guano (Chimborazo).
Mientras que los corderos de dos a tres meses se venden en USD 220 y de un año se comercializan entre 260 y 270. Estos animales son comprados por indígenas de Tungurahua, Chimborazo y Pichincha. Incluso sus vecinos de Pastocalle y Joseguango, de Latacunga, los adquirieron por su rápida adaptación a las zonas.
Antonio Vargas, vicepresidente de la Asociación de Productores de Ovinos de Yanahurco, contó que una parte de la tercera generación de crías hembras de la raza 4M no se venderá, para reemplazar a las existentes. Estas ovejas están separadas del resto de animales en uno de los dos galpones de la Asociación.
Los borregos llevan un arete donde está impreso el código que indica que son animales puros. En otros corrales está un grupo de ovinos de la raza Corriedale, que se aparean con los 4M y los mestizos.
“Por el momento solo compran el pie de cría. Nuestro sueño es poder vender su carne y tener un área para despostar y hacer los cortes a los borregos para su venta”.
María Toapanta es una de las 43 socias de la Asociación de Yanahurco. Ella cuida por turnos, durante 15 días, a los borregos. Su deber es protegerlos de los depredadores, mover el alambrado y llevarlos a pastar en un espacio de 30 hectáreas de la Asociación. La pastora debe atender a los borregos en el parto o cuando se lastiman.
Toapanta se protege del intenso frío con gruesas chalinas, pantalones y bufandas. El martes le tocó dormir en el galpón. Lo hizo sobre un colchón que está sobre la paja y se abrigó con gruesas cobijas.
La mujer, de 38 años, cuenta que la temperatura puede descender hasta los dos grados centígrados en abril y agosto. El frío fue una de las dificultades que afrontaron los campesinos y técnicos del MAG con los animales importados, en los primeros cuatro meses.
Las crías se morían por las gélidas temperaturas. Para evitar los fallecimientos prematuros realizaron un canje con la empresa Cemento Chimborazo. Ella construyó un galpón (que costó USD 2 800) a cambio de un lote de borregos 4M. En esa estructura, construida con plástico y tubo, duermen los animales.
“Los campesinos están capacitados para atender los partos y atender a los animales en una emergencia. Están conscientes de mantener el proyecto para mejorar su calidad de vida”, aseguró Marco Lozada, técnico Pecuario del MAG.
El criadero también es visitado por estudiantes de veterinaria de universidades de la Sierra centro. Los jóvenes realizan investigaciones sobre el aumento de la carne, el mejoramiento en la lana en las ovejas cruzadas entre las 4M y Corriedale y estudios sobre la cantidad de micras de la lana.