Otto Sonnenholzner Sper, de 35 años de edad, vivió cinco años en Alemania, donde se graduó como economista en el 2006. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Otto Sonnenholzner Sper tiene una formación liberal. Cree en la empresa, es defensor de la libertad de expresión y tiene un perfil conciliador. Es hijo de un filósofo y poeta y de una psicoanalista.
Hasta la noche del 5 de diciembre era un reconocido joven empresario y radiodifusor guayaquileño. Al día siguiente la vida de su familia cambió cuando el presidente Lenín Moreno reveló la terna para Vicepresidente. Y ayer se convirtió en el Segundo Mandatario más joven (19 de marzo de 1983) del Ecuador, desde el regreso a la democracia.
Tiene ascendencia alemana por su lado paterno, Ramón Sonnenholzner, y libanesa por lo materno, Rosa Elena Sper. Ella es una psicoanalista de la línea lacaniana que le enseñó a disciplinarse. “Le enseñó que las cosas tienen valor, no por lo que se tiene sino lo que puede hacer por uno mismo”, dice su padre, quien se siente un montuvio de Daule.
Antes de posesionarse, El vicepresidente dijo: primero “soy ecuatoriano”, en respuesta a las críticas sobre sus apellidos o el origen de su familia. Ayer rompió el hielo en el inicio de su discurso. Se presentó con su nombre completo, pero pidió que lo “llamen Otto porque sé que lo del apellido no va a funcionar”.
Su formación académica comenzó en el colegio Alemán Humboldt de Guayaquil. Ahí fue presidente del consejo estudiantil a los 17 años. Siempre fue un líder y le encantaba la comunicación. En esa época armó una campaña con un plan comunicacional con su buen amigo Ignacio Luci.
Vivió cinco años en Alemania. Ahí se graduó de economista en el 2006 en la Universidad Internacional Schiller Campus de Heidelberg. Estuvo en Madrid, como parte de la formación contemporánea. En su currículo destaca el dominio del alemán e inglés, escrito y oral. Pero en sus raíces ecuatorianas pesan la afición por Barcelona y el ceviche.
A su regreso al Ecuador emprendió con sus tres hermanos (Dieter, Georg y Gunther) en la radio Tropicana, siguiendo la línea de su padre. La Mañana en Tropicana es un programa que se transmite entre 07:00 y las 9:30, a primera hora salía su padre y luego Otto le tomaba la posta. “Ahora habrá que recortar la palabra”, señala el papá.
“La primera vez que yo cogí un micrófono se me cayeron los apuntes y tuve nervios; Otto siempre estaba seguro”.
Fue el Gerente General de la emisora, pero renunció por las nuevas funciones. Los 12 años que hizo radio le permitieron conocer la realidad del país y le dio espacio a opiniones de diferentes posturas.
Eduardo Mendoza, directivo de la radio I99, dice que es un “hombre decente”. Un profesional , muy aceptado y querido. Mendoza era el vicepresidente de la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión (AER-Guayas), cuando Sonnenholzner presidía el gremio. Es pluralista y no tiene enemigos políticos. “Ser de buena cuna no tiene que ver con la plata, sino con buena formación, de una familia con buenos valores y honesta”, añade. En estos días en las redes sociales se generó un debate sobre su origen.
Está casado con la guayaquileña Claudia Salem Barakat (36 años), de ascendencia libanesa, graduada en Filosofía y vinculada a temas ambientales. Tienen tres hijos: Otto, Claudia y Micaela, que hoy cumple un año. La conoció cuando un amigo lo invitó a un viaje a Cuenca y se casaron en el 2009. Ella también tiene el programa ‘Menos es más’ en Tropicana. Fundó en 2015 ‘Yo siembro’, un emprendimiento educativo para enseñar a los niños a hacer huertos.
“El único patrimonio que me importa es mi familia. Estoy haciendo todo para protegerlo, tener la menor exposición posible de mis hijos y esposa”.