Otros países, por pequeños que sean, se desarrollan más porque trabajan más y sus dirigentes hablan menos y muestran resultados concretos. Lo más importante: ofrecen más oportunidades a sus habitantes y exhiben reducidos niveles de desempleo. El pragmatismo ha llevado a sociedades más pequeñas, poblacional y territorialmente, a superarse y colocarse entre los primeros países del mundo en varios campos. Ese es el caso de Singapur, conocido durante una visita de 7 periodistas latinoamericanos.
“El pragmatismo ha llevado a
países pequeños,
el caso de
Singapur, a colocarse entre los primeros del mundo”.
Era más pobre que Haití hace 40 años y ahora tiene el progreso humano más grande en el menor tiempo posible. Ahora ya visualizan su país a 2030 y cuando uno observa entre lo que fuera en el año 70 y como es ahora resulta impresionante su desarrollo. No tiene petróleo pero posee una de las mejores refinerías del mundo, que procesa el 70 % de derivados de esa región.
Cuenta con 4 millones y medio de habitantes y un territorio pequeño de 710 kilómetros cuadrados (Ecuador tiene 250 mil), que importa casi todo, incluso tierra y arena porque está en medio del mar asiático y desarrolla espacios artificiales. Exhibe un bajo nivel de desempleo (3,5%). Su principal fortaleza es tener una economía totalmente abierta y que se desarrolla con pragmatismo, pese a ser gobernado desde su establecimiento hace cuatro décadas por el partido único (Acción Popular), lo cual sí constituye una debilidad por cuanto una democracia funciona a cabalidad con pluralismo y una oposición responsable. Sin embargo, pesa más la apertura interna y externa, que le ha dado notables éxitos. La discusión política pasa a segundo plano.
Por su escaso territorio está ubicado como el país 191, pero consta entre los 10 mejores del mundo en desarrollo humano, económico, social, competitividad, transparencia. Su prioridad es la educación pública y allí radica uno de sus puntales. Cuando uno visita un centro de educación secundaria encuentra un gran desarrollo pedagógico y tecnológico; por cada cuatro alumnos existe una ‘laptop’ en la mesa de estudios, con Internet inalámbrico. Ha creado soluciones comunitarias a través de programas de cohesión social y más del 80 % cuenta con vivienda propia.
No existen subsidios, como sucede en nuestras sociedades, pero se ofrece un excelente servicio de transporte masivo. Su PIB, cerca de USD 230 mil millones (Ecuador, 50 mil millones) y el ingreso anual por persona está en promedio de USD 50 mil (Ecuador, 2 600). En este pequeño país se priorizan los temas económicos y sociales y no aparece la política como escenario de conflicto y enfrentamiento permanente y peor una corrupción galopante, propios de América Latina. Una sana envidia de desarrollo frente a nuestra realidad de crisis.