Varias personas fueron encontradas libando en la Tribuna de De los Shyris, en Quito, el sábado 31 de octubre del 2020. Foto: Cortesía / ECU 911
Santiago dice que desde hace 20 años gusta del automovilismo. Su padre era restaurador de vehículos antiguos y su hermano fue piloto. Ahora él, en su tiempo libre, participa en carreras clandestinas o ‘piques’ y organiza eventos como los ocurridos el pasado fin de semana en la avenida De los Shyris y la Tribunal del Sur, en Quito, pese a que se trata de una actividad no autorizada.
El último sábado 31 de octubre de 2020 se reunieron en esos dos puntos de la ciudad más de 650 vehículos, al menos unas 1 000 personas, quienes participaron de un ‘concurso de disfraces’ por Halloween. Lo hicieron pese a que en Quito están prohibidas las reuniones sociales en el espacio público por el covid-19. Los ‘piques’ son sancionados en Ecuador por la legislación penal.
Santiago asegura que ese sábado 31 no se había organizado ‘piques’, sino una “caravana para protestar” por la falta de espacios para practicar estas carreras. Sin embargo, en imágenes se observaban vehículos con parlantes y hasta personas bebiendo licor en la calle, lo cual también está prohibido por la normativa en Quito.
“Nosotros tuvimos un ofrecimiento del Alcalde, cuando estaba en campaña, de que nos darían un espacio en el Parque Bicentenario. Pero no se ha cumplido y ese día nos unimos los grupos de los autos tuneados, los vehículos modificados y las motos”, sostiene.
La versión de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) es que ese evento vulneró la legislación y que hubo personas que consumían bebidas alcohólicas en el espacio público. Por esa razón, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) emitió 44 citaciones, por concentraciones masivas, por participar en competencias en la vía pública, por falta de distanciamiento y por el ruido de los alto parlantes de los vehículos tuneados.
En Quito hay regulaciones para el consumo de bebidas alcohólicas vigentes desde antes de la pandemia del covid-19. En la Ordenanza Metropolitana 151, del 2 de diciembre de 2011, reza: “Se prohíbe el consumo de cualquier tipo de bebidas alcohólicas, incluso aquellas consideradas de moderación, en el espacio público… La prohibición alcanza el consumo al interior de cualquier vehículo automotor, público o privado, que se encuentre en el dominio público” (calles, parques, plazas). La multa por infringir esta disposición es el 50% de un salario básico (USD 200).
Santiago asegura que en el evento de la noche del sábado 31 en las dos tribunas de Quito se advirtió a la gente de que debía usar mascarilla y que no podía consumir alcohol. “Cuando organizamos las carreras se prohíbe beber licor porque debemos conducir. Nosotros buscamos las noches o las madrugadas para hacer esto, porque nos gustan las competencias y porque en otros países, menos en el Ecuador, no se nos criminaliza”.
El Código Penal, en su artículo 386, sanciona las carreras clandestinas con dos salarios básicos unificados (USD 800), con 10 puntos menos en la licencia de conducir y con la retención del vehículo por siete días.
“Nos pintan como delincuentes, pero la gente que gustamos de las carreras somos personas profesionales, no somos hijos de papi. Yo pague mi carro con mi trabajo y muchas personas que estamos aquí somos médicos, ingenieros, economistas. Lo único que pedimos es un espacio para practicar este deporte”.
Para la Alcaldía de Quito, estos eventos clandestinos están prohibidos en la ciudad. Sobre todo, ahora, en medio de la pandemia del covid-19, se impide que la gente se aglomere y, de esta forma, evitar los contagios. Hasta el jueves 5 de noviembre, el Ministerio de Salud contabilizó 55 379 casos de covid-19 en Quito.
Para Santiago, las carreras son seguras pues cada persona se moviliza en su vehículo. “Si nos hablan por las aglomeraciones, hubo más personas agolpadas en las playas que en Los Shyris. Lo que sí hubo es carros estacionados en las zonas de parqueo, pero no hicimos nada malo”.
Cuenta que ese 31 de octubre, un grupo de participantes del evento recibió un premio por el mejor disfraz y que la gente se bajó de sus vehículos para entrar al bar. “Ese fue el único momento de la aglomeración”.
La Intendencia de la Policía y el Municipio informaron que este tipo de eventos se seguirán controlando.