Redacción Cultura Despacio, el padre Jhan Wilson Morales levanta la tapa de madera que cubre tres teclados del órgano de la iglesia de San Francisco, en el Centro Histórico de la capital. El instrumento, con una decena de tubos metálicos a la vista, está ubicado en la parte del coro de la edificación, sobre la puerta de ingreso a la iglesia.“Para estudiar órgano se exige un mínimo de tres o cuatro años de estudio de piano. Pero la técnica del órgano es distinta. Involucra la localización de los dedos sobre los teclados, la técnica del pedal, los registros, etc.”.El religioso, actual párroco de la parroquia de Cochapamba, fue organista de San Francisco desde 1987 hasta 1996. Aprendió a tocar este instrumento por su cuenta, pues no encontró a nadie que le enseñara.Ahora ese instrumento está dañado, por lo que el último que ha tocado es el de La Catedral, pero solo en misas especiales.En esta iglesia presentaron sus recitales los organistas de España, Estados Unidos, Brasil y Argentina durante la primera semana del Festival de Música Sacra. Este se desarrollará hasta este domingo 4 de abril. Ningún organista ecuatoriano constó en el programa.Fabiola Pazmiño, productora de la Fundación Teatro Nacional Sucre, que organiza anualmente este evento, dice que en otros conciertos se suele incluir a artistas nacionales para que toquen con los extranjeros. Pero este festival es la excepción. “En Ecuador hay excelentes músicos; sin embargo, no tenemos contacto con organistas nacionales. Los órganos de las iglesias van perdiendo su alma porque nadie los toca”.Además –añade- que si hubiesen más expertos en órgano, “se darían más recitales en el año”.El padre Morales coincide con Pazmiño. Sentado frente al órgano de San Francisco, dice que hace falta crear la cátedra de órgano en los conservatorios.Esa inquietud la compartió con los músicos invitados a este festival. Uno de ellos: Diego Innocenzi, director de coros y concertista argentino radicado en Suiza, que por tercera vez participa en el festival. “En los conservatorios de este país se debería dar clases de órgano. Hace falta incentivar a los jóvenes. En Europa el órgano está vigente. Estoy seguro de que en Ecuador puede renacer”.Actualmente, el Conservatorio Nacional de Música busca abrir la Escuela de Música Antigua. Por lo pronto, desde el 6 de abril ofrecerá talleres de Música Colonial y Latinoamericana. Miguel Prisciliano Juárez, organista e investigador musical de origen argentino, docente del Conservatorio, los dirigirá. Dice que la falta de organistas es un problema en Sudamérica.“En Perú no hay ningún conservatorio que dé la cátedra de órgano. Esta tendencia en América Latina se dio desde los inicios de la década de los sesenta, cuando la Iglesia dispuso que las liturgias se ayudasen con música popular y se tocasen otros instrumentos, además del órgano”.Propone que se contraten organistas para que no solo toquen en Semana Santa. “Una opción sería que se contraten maestros extranjeros para que incentiven a los jóvenes”.