Las vidas privadas de las personas no nos interesan, pero si la hacen pública, obviamente, se presta a la crítica, al comentario y la especulación. La culpa no será de otro, siempre es propia, no de la prensa corrupta, la oposición o los pelucones; calificativos favoritos para ciertos sectores que comprenden el “todos” de nuestro país. Él lo dijo y es imposible que se retracte, el comentario se escuchó por radio y televisión en todos los rincones del país, además del público en vivo, como es lo usual en sus largos discursos sabatinos. Las contradicciones en las que nos vemos son imperdonables e insoportables. La campaña del Gobierno pide la desaparición del machismo mientras el principal vocero lo practica en sus expresiones.
El machismo no es solamente una actitud destructiva que genera violencia sino expresiones que causan el mismo efecto. Acordemos, entonces, por el bien de todos, no solo hay que parecerlo sino serlo, inclusive y ante todo, a través de las palabras.
Se excusaba, con su usual sonrisa, de alguna invitación porque: “Su oposición, que está en casa’”, no le permitía asistir. Chiste de pésimo gusto y complejo contenido para un pueblo de cultura machista. Comentario innecesario que ataca a la compañera de vida y madre de sus hijos y, por lo tanto, a las mujeres en general. Pero al hacerlo públicamente, deberá enfrentarse a las consecuencias. Su ejemplo debería ser siempre causa de respeto en los demás.
Nadie toma fuera de contexto sus palabras, millones fuimos testigos y aunque algunos rían de buena gana, lo harán solamente porque no entienden el significado macro y por lo tanto no sienten molestia. Los insultos, sean leves o no, pasaron de moda, agotan y sobre todo cuando vienen de quien encabeza una campaña anti machismo. A reglón seguido, pide comprensión: “¿Ustedes me entienden, no?”
No lo entiendo ni lo comprendo. Al cónyuge se lo respeta, en toda circunstancia, de igual manera o aún más, si es fuera del ámbito íntimo matrimonial. Si no queremos hacer algo, será porque así lo decidimos, no porque nadie se opone. Pero ahí, no terminó todo, continuó con que los ecuatorianos, para continuar con la revolución, tenemos que dejar de echar la culpa al otro y comenzar a responsabilizarnos de nuestros propias acciones, fallas e inclusive saber disculparnos. ¿El cura que predica y no practica?
El machismo es violencia, dice la campaña impulsada por el gobierno y, así esta loable intención, que merece atención y respeto se desvanece. Esta campaña también incluye los comentarios que rebajan y denigran a la mujer. Hay casos en los que la oposición no está en ningún otro lado que no sea dentro de la propia persona, sino ¿cómo se entiende un comentario así?