Redacción Ecuador
Los aguajes tomaron por sorpresa a los turistas que decidieron recibir el Nuevo Año en las playas esmeraldeñas. En el norte de la provincia, las olas alcanzaron hasta los cinco metros de altura.
Una de las zonas más asoladas fue la población de Rioverde. En este cantón el mar destruyó el malecón, dañó las cercas de las casas que se hallan junto al mar y afectó a las discotecas que estaban en la playa. El agua ingresó hasta 200 metros del área urbana.
Cinco familias debieron ser evacuadas. Ellas permanecían hasta ayer en la Escuela 24 de Mayo. Asimismo, tres, de las 50 familias que habitan en Las Palmeras debieron salir de sus casas.
Sin embargo, este no fue el único sector que resulto destruido. El oleaje además azotó a Atacames, Súa, Tonchigüe y Mompiche. En estos puntos los turistas se llevaron más de un susto, especialmente la madrugada del primero. El mar superó la playa, llegó hasta las casetas en las cuales se vende bebidas y artesanías.
En Mompiche, los visitantes debieron retirar los vehículos que estaban en la zona de la playa, pues estaban siendo alcanzados por las grandes olas.
Varios turistas, principalmente, de la Sierra, adelantaron su regreso debido a este fenómeno.
El alcalde de Eloy Alfaro, Richard Mina, desde el primero de enero hasta ayer, pidió un espacio en las radios locales para solicitar a los pescadores y a los bañistas, que no ingresen al mar.
Según la Unidad Provincial de Gestión de Riesgos de Esmeraldas, unas 126 familias sufrieron estragos por el oleaje y 20 debieron ser evacuadas.
Las grandes olas igualmente se presentaron en las costas manabitas. No obstante, ahí solo causaron susto entre los visitantes.
Manuela Calvache, es propietaria de un restaurante ubicado en el parque El Marisco en la playa de Tarqui, noroeste de Manta. Ella vio cómo las olas ingresaron a su negocio el pasado viernes y sábado. El agua del mar entró en la madrugada, por fortuna a esa hora (05:00) no había turistas, esto me hace recordar a los aguajes que provocaba el fenómeno El Niño 1997-98, comentó Calvache.
El agua mojó la arena que no había recibido agua desde hace cinco años. “Eso no es usual, creo que hay que estar alerta cuando se anuncien nuevos aguajes”, refirió Mario Cedeño, dueño de un local de venta de cebiches.
El capitán del puerto de Manta, Patricio Mora, dijo que la campaña que se realizó a través de los medios surtió efecto. “La gente pensaba dos veces antes de ingresar al mar, las olas que alcanzaron hasta los 3,20 metros de altura fueron suficientes para amedrentar a los bañistas“, indicó Mora.