No es verdad que un militante o simpatizante oficialista le haya dejado el ojo a la vinagreta al asambleísta César Montúfar. Simplemente no es cierto lo que la prensa corrupta -verdugos de la tinta en plena era de Internet- reporta. Las fotografías son producto de un bien orquestado montaje. Y quien crea que en realidad le pegaron un puñete, miente, desestabiliza, conspira, forma parte de ciertos grupos de interés. No es verdad que haya un ambiente de confrontación y de polarización: por estos parajes solamente se respira paz, alegría y la sensación de privilegio de participar en un proceso democrático tan cristalino.
No tienen de qué quejarse. Den gracias a Dios de contar con un régimen tan democrático y abierto como el que nos ha tocado en suerte. Dense por satisfechos con las gratuitas y desinteresadas lecciones de democracia que hemos recibido en los últimos años, por las constantes y libres elecciones, referendos y consultas populares de toda índole. ¿Cómo que no es democráti-co un régimen que organiza tantas y tan variadas elecciones? Emociónense con las coloridas, interesantes y equitativas campañas electorales. Saquen sus pitos y panderetas. Vibren con la entretenida y didáctica publicidad oficial. Palpiten el verdadero fervor cívico. ¿Cuándo volveremos a las urnas para ejercitar una vez más nuestra pasión patria? ¿Será cuando nos convoquen para la “muerte cruzada”? ¿O será más bien cuando nos pidan una vez más reformar la Constitución para continuar con la reelección presidencial hasta el infinito? Me como las uñas, no puedo esperar más. ¡Quiero ir a votar otra vez!
Hemos vivido tiempos de verdadera apertura y somos ejemplo de tolerancia a nivel mundial. Resolvemos nuestros conflictos sobre la base del diálogo y de los consensos. Nunca usando amenazas o insultos. En la República del Ecuador nunca ha habido una era de tanta concordia, de tanta tranquilidad y de tan poca crispación política. Todo el mundo es libre de expresar su opinión sin temor a ninguna represalia. La libertad de expresión y de comunicación florecen como nunca antes en nuestra historia republicana. Los canales y los medios públicos son verdaderamente públicos y no tienen ninguna influencia gubernamental. Sin duda vivimos tiempos de amistad y de fraternidad como nunca antes. ¡Me siento tan orgulloso!
El triunfo no solo es casa adentro. La comunidad internacional nos mira con confianza y admiración. Somos un modelo para el mundo entero y mantenemos las mejores relaciones con todos los países, sin distinciones ideológicas. No hemos tenido malentendidos ni con Estados Unidos, ni con Brasil ni con Colombia. No. Todo lo contrario.