La ‘OEA paralela’, con apoyo de Brasil y México

Un espacio político regional sin la presencia de EE.UU. ni Canadá. Es decir, la creación de una OEA paralela.

Este fue el tema que mayor interés despertó ayer, durante la primera jornada de la cumbre del Grupo de Río, reunida en Playa del Carmen (México).

Al tiempo que las críticas regionales han crecido, los últimos meses, sobre el papel de la OEA como el espacio natural de integración, se multiplican las voces en América Latina por ensayar otro modelo de organismos.

La bautizada Cumbre de la Unidad, que fue convocada por los países que integran el Grupo de Río y la Comunidad del Caribe (Caricom), tiene el desafío de ordenar el debate y construir la propuesta. Esta nació del seno de presidentes como Rafael Correa (Ecuador) y Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil). El primero envió una carta a sus homólogos de la región, en abril de 2008, donde expuso la necesidad de contar con una organización de países latinoamericanos, que incluya también naciones como Cuba que están por fuera de la OEA.

Pero fue en diciembre de ese año, que el tema tomó más fuerza por iniciativa de Brasil. Esto, a propósito de la reunión del Grupo de Río que Lula convocó, en ese año, para analizar los impactos de la crisis económica global. “Ese proceso de integración que estamos haciendo en América del Sur, en América Latina e incluyendo al Caribe es la más importante posibilidad para fortalecer nuestro continente”, afirmó Lula, el domingo desde Cancún.

Similares opiniones las emitió el presidente mexicano, Felipe Calderón. “Es hora de concretar la unidad de latinoamericanos y caribeños (...) un espacio que consolide y profundice nuestros procesos democráticos y que valide las libertades de todos”. De la misma manera, se han pronunciado Hugo Chávez (Venezuela) y Evo Morales (Bolivia).

La idea de que el nuevo organismo reunirá al Grupo de Río y el Caricom, no fue vista con mayor preocupación por parte de Estados Unidos.

Thomas Shannon, embajador estadounidense en Brasil y ex secretario adjunto para el Hemisferio Occidental, descartó la hipótesis de que la aparición de un nuevo foro regional pueda afectar a la OEA, foro en el que participan Estados Unidos y Canadá.

“No vemos un intento de construir una OEA “B”. La OEA es la OEA, importante para construir un espacio en el que todos puedan tener un diálogo político”.

Si bien Shannon no quiere sobredimensionar este posible espacio, hay otros sectores en México que opinan de manera distinta. Una de ellas es María Cristina Rosas, experta en relaciones internacionales de la Universidad Autónoma de México.

Ella resaltó la importancia de que sean Brasil y México los países que le den impulso a este proceso. Sobre todo, por ser los dos gigantes latinoamericanos que concentran 50% de la población de la región y un 70% de su Producto Interno Bruto.

Según Rosas, con proyectos como este nuevo organismo político, México encontraría una forma de “no volver a quedar marginado de los mecanismos regionales que siempre emanan del sur”.

El Presidente mexicano, al instalar la reunión, recordó también que “ la idea de la unidad latinoamericana es consustancial de nuestros procesos de Independencia, cuyo segundo centenario ahora celebramos”. En las resoluciones de hoy, el grupo dará forma a este nuevo espacio.

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