El Presidente anunció una sustancial elevación de remuneraciones para quienes ingresen al Magisterio, un menor incremento para los de categorías medias y ninguna mejora para los más antiguos y de mejor remuneración actual.
Una expresión que no ha tenido mayor difusión es que con las nuevas remuneraciones los maestros deberán trabajar ocho horas presenciales, a tiempo completo. Quienes tienen jornadas de menos horas presenciales solo ganarían la remuneración proporcional.
Los planteles fiscales son de jornada matutina o vespertina. Hoy ninguno de sus maestros trabaja ocho horas presenciales.
Los maestros trabajan más horas, pero preparando clase y material de enseñanza fuera de los planteles, porque las condiciones de los locales, falta de bibliotecas y de informática, obligan a eso.
Esto sin contar que muchos maestros de categorías medias que van a recibir pequeños incrementos laboran además en universidades o en planteles particulares, relación laboral que se afectaría bajo la condición de “tiempo de ocho horas presenciales” para recibir el sueldo completo.
En la Ley de Educación Superior también se introduce la priorización de los profesores a tiempo completo o de dedicación exclusiva, lo que es esencial en algunas carreras y disciplinas, así como en tareas de investigación.
En otras es bueno que los profesores sean actores de la vida científica, artística, social y económica del Ecuador; y, por lo tanto, sus servicios solo pueden ser a tiempo parcial.
En medicina y derecho, los mejores docentes no son los de formación teórica, sino quienes ejercen su profesión, sobre todo en materias de especialización. Lo importante es que no haya “vacas sagradas” que solo cobren por su nombre, sino que trabajen e investiguen.
En cuanto a los estudiantes universitarios, que se piensa también deben ser a tiempo completo, la situación es compleja. Cuando estudié Derecho en Guayaquil, 1960 a 1966, trabajaba en educación municipal y vendía libros, sin deteriorar mi calidad de estudiante. En mi experiencia de Rector de la Universidad de Guayaquil, conocí cientos de casos similares, de quienes trabajaban para lo vital.
Las universidades y escuelas politécnicas tienen factores no necesariamente comparables.
Los dos Institutos Superiores de solo posgrado bajo convenios internacionales y apoyo del Estado, no son comparables con universidades estatales, a la vez de pregrado y posgrado, desfinanciadas por incumplimientos de los gobiernos. Por el número de estudiantes, la Universidad de Guayaquil, con 90 000 estudiantes, en poco es comparable con las particulares de solo cientos de alumnos. O las especializadas de carreras empresariales son diferentes a las estatales de varias carreras y opciones.