Carlos Larreátegui
Agradezco las cartas de los señores Carlos Vera y Nelson Ramos a mi artículo ‘Objetivos claros’.
Me parece muy importante que Carlos Vera reconozca con hombría de bien su grave error al haber apoyado el proceso constituyente de Alianza País. No comparto su idea de que la reconstrucción institucional del país debe hacerse luego de revocar el mandato del actual Presidente. Insisto en que ese camino solo nos llevaría a reproducir el círculo vicioso de los caudillos que está destruyendo la República. Por ello, es necesario primero revocar el mandato de la Asamblea y restablecer el equilibrio de poderes y el Estado de Derecho.
Los entusiasmos y las pasiones nos han llevado reiteradamente a dar palazos de ciego: golpes de Estado, clausura del Congreso, Asamblea Constituyente, etc. Al final, estos actos irresponsables e irreflexivos han terminado socavando la institucionalidad del país y profundizando sus problemas sociales y económicos. Es necesario, entonces, que Carlos Vera y los actores políticos mediten el sentido y alcance de sus propuestas y que no se precipiten bajo pasiones peligrosas.
En relación con la observación del señor Ramos de que nadie era vidente para anticipar lo que se vendría con la Constituyente, y que si yo estaba enterado debía decirlo, me permito recordarle que anticipé con precisión lo que se vendría y así lo denuncié desde el Congreso entre enero y abril de 2007. No tengo dotes de vidente pero era obvio que el proyecto estaba marcado por una lógica autoritaria implacable.
Debo recordarle también, que en mi lucha contra la Constituyente fui abandonado, incluso, por los legisladores de mi partido, quienes al igual que muchos dirigentes, olvidaron sus responsabilidades frente al futuro y se arrodillaron ante las encuestas.