Redacción Guayaquil
Isla Mercedes, conocido como Trovador por el nombre del estero que lo atraviesa, se asemeja a un pueblo fantasma. Desde su ingreso, por un camino de tierra, se observan casas abandonadas, semidestruidas. De otras solo quedan pilares ennegrecidos por el moho.
El ir y venir de algunas personas, el sonido de una radio o de una televisión que sale de algunas casas son señales de los pocos habitantes que quedan en este pequeño recinto de Naranjal (Guayas). El fenómeno El Niño de 1997-98, que los dejó bajo el agua por la crecida del río Cañar, provocó la masiva migración a Puerto Inca, un poblado cercano. De las 120 familias quedan 25.
Desde el balcón de su casa, Sonia Vega observa el hoy seco estero. “Ahorita ya estamos con el temor de cómo vendrá el invierno porque no nos han terminado las obras. Falta elevar el muro y tampoco hicieron el alcantarillado”.
Cerca de allí, el agricultor Cruz León se queja de que el muro levantado por Cedege para prevenir la inundación debe estar mínimo a 2,20 m. “Está a un metro”.
“El Gobierno está apoyando, pero hay instituciones que dejan las obras a medias. Nos enteramos de que hay un informe del Ministerio del Litoral que dice aquí los trabajos ya finalizaron. En la crecida de enero nos llenamos de agua, pese a que la obra estaba terminada. Los tubos para las alcantarillas y una maquinaria están botados desde el año pasado”, dijo Cruz.
Vicente Vega, otro morador, cuenta que los encerraron entre los muros. “Estamos en medio de una especie de piscina. Falta por alzar el muro del estero Trovador y poner unas compuertas para que drene el agua, sino es un reservorio nomás. En el río Cañar hay un tramo de 200 metros que corre peligro porque falta poner piedra para proteger la pared”.
Cristóbal Punina, presidente de Cedege, explicó que el levantamiento de muros no es la única obra de protección que se ejecuta. Este organismo también trabaja en la limpieza de los canales. En algunos lugares también han colocado piedras para frenar la velocidad de la corriente y evitar que afecten a los taludes.
Asimismo, Punina anunció que a mediados de septiembre del año pasado, en el caso del río Cañar, se inició un proceso de dragado. Las labores las hicieron conjuntamente con el servicio de dragas de la Armada y el Ministerio de Defensa. Sobre otros trabajos de prevención señaló que también se han habilitado baipás.
En cambio, Carlos Silva, gerente de Corpecuador, organismo creado tras el fenómeno El Niño 1997-98, dijo que continúan las obras de protección a través de las siete delegaciones en 12 provincias. “Son 219 obras, de las cuales 191 están concluidas beneficiando a 1 467 795 personas, con una inversión de USD 40 961 133. Son trabajos de protección de márgenes de ríos para que las crecidas no afecten a las poblaciones ni a los accesos. Algunas son obras de protección en las playas en zonas bajas inundables”.
Silva manifestó que Corpecuador hace obras de prevención cuando ya ha ocurrido un fenómeno para evitar que a futuro vuelva a afectarse la misma zona.
Mireya Córdova, agricultora de El Rosario, parroquia Santa Rosa de Flandes (Naranjal), solo espera que se cumpla con el ofrecimiento del Presidente, de dragar el río y levantar el muro.
A mediados de enero pasado, el río Chacayaco se desbordó e inundó la zona donde vive; por esa razón, ella debió permanecer cinco meses en un albergue.
Rafael Correa fue al sitio y prometió ayuda. “Se limpió a medias el río, pero no se concluyó con el muro”, señaló Córdova.
Pedidos similares hacen Hipólito Buestán, del recinto Santa Rosa II (Yaguachi), y Matilde Alvarado, parroquia Rosa Elvira (Durán). Ellos le temen a la crecida de los ríos Boliche y Chimbo.
Este recelo comparte el campesinado de las zonas inundables. Ellos temen que el invierno sea fuerte y sus cosechas y propiedades, como en años anteriores, se vayan con el agua.
El prefecto Jimmy Jairala se suma a la labor preventiva. Desde la próxima semana, se acometerá con la limpieza de canales y el mantenimiento de 80 puentes.
Punto de Vista
José L.Santos, Experto en clima
La gente vive en zonas de alta vulnerabilidad
La presencia de El Niño no necesariamente implica un impacto climático en Ecuador. Los últimos fenómenos de 2004 y 2006 pasaron inadvertidos en el país. El tema comenzó en 1982-83 con ese tremendo El Niño. En 1997-98 fue de la misma intensidad, pero provocó más daños. Las perspectivas dicen que si se presenta un fenómeno de esa magnitud, los daños van a ser mayores. Las ciudades han crecido, la gente está viviendo en sitios donde antes no vivía, en zonas de alta vulnerabilidad, en áreas inundables.
Patricio Goyes, Director del Inocar
Se está trabajando en la prevención y mitigación
El Gobierno está coordinando, de manera permanente, con las instituciones que tienen que ver con mitigación y prevención. En prevención, por ejemplo, está el tema de carreteras, puentes, dragado de ríos. Pero debemos tomar conciencia de que no solo es el Gobierno sino también los organismos seccionales y la ciudadanía. El fenómeno El Niño va a venir de manera recurrente cada cinco, siete o 12 años. Hay que estar prevenidos. En la investigación científica se ha avanzado mucho en el país.