El técnico Darío Llamuca recorre el proyecto de la represa de Chiquiurco. Foto:Glenda Giacometti/ EL COMERCIO
Desde que funciona un nuevo sistema de riego, Segundo Guerrero cultiva manzanas, moras, alfalfa, zanahoria y otros productos que estaban limitados por la falta de agua. Él vive en el barrio San Pedro, del cantón Cevallos (Tungurahua), que se beneficia desde hace dos años del regadío por goteo y aspersión, cada 15 días.
Guerrero cuenta que en la época de sequía apenas contaba con agua durante 30 minutos diarios. El líquido venía del ramal Tunga. Para obtener ese recurso madrugaba a la 01:00. “No había hierba para los animales y solo cultivábamos donde se lograba regar. Ahora sembramos de todo”.
Este sistema beneficia a 200 familias en esa zona y riega 130 hectáreas de cultivos. Jorge Núñez, coordinador de la tecnificación de riego, explica que se construyó un reservorio que almacena 4 000 metros cúbicos y abastece a los pequeños agricultores de la zona. “Cada usuario tiene tres horas de riego, cada ocho días”.
Un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad Técnica de Ambato detalla que antes del riego tecnificado, la producción de alfalfa de esa zona era de 22 000 kilos por ha y ahora subió a 35 000 kilos. También la papa subió de 9 000 kilos a 18 000 por ha.
En la provincia son 4 500 familias beneficiadas del Programa de Aguas y Cuencas del Tungurahua del Consejo Provincial que tiene el financiamiento de las organizaciones alemanas GTZ y GIZ. Según la Prefectura, 7 000 hectáreas se riegan con esa tecnología.
Otro de los proyectos para enfrentar la escasez de lluvias en estas zonas es la construcción de los embalses Mula Corral y Chiquiurco, que almacenan 6,5 millones de metros cúbicos de agua en la parte alta de la parroquia Pasa, en Ambato.
También se trabaja en el revestimiento de 1 600 km de canales de riego y el cuidado de 25 000 hectáreas de páramo con el Fondo de Páramos.
En total, desde el 2006 se invierten USD 47 millones en estos cuatro proyectos que benefician a las zonas altas de Ambato, Pelileo, Cevallos, Tisaleo y Píllaro.
Carlos Sánchez, director de Recursos Hídricos del Consejo Provincial, explica que tras la elaboración de un inventario hídrico se concluyó que la provincia tenía un déficit del 60% de agua, hace 13 años. De los 10,2 metros cúbicos de agua por segundo que se entregaba para el riego, el 5,5% se perdía por la infiltración.
Lo que se distribuye de las represas Chiquiurco y Mula Corral ayuda también a 4 500 hectáreas de cultivos, a través del canal de riego Ambato-Huachi-Pelileo. Además, 300 litros por segundo son potabilizados en la planta de Apatug para el consumo de unas 130 000 personas en Ambato y 100 el cantón Pelileo. La inversión fue de USD 19 millones.
Pese a que durante septiembre, octubre e inicios de noviembre llovió menos de lo esperado, las propiedades de Carmen Jerez y sus vecinos están en plena producción. Ellos viven en la parroquia Benítez de Pelileo y usan el agua del canal Ambato-Huachi-Pelileo, uno de los más grandes de la provincia, con 14 477 regantes.
La mujer de 40 años recuerda que la época seca de cada año era un riesgo para los cultivos. “Tenía tres horas de agua cada 15 días y en ocasiones no llegaba hasta en un mes. Sembrábamos para comer y lo que sobraba vendíamos. Actualmente, Jerez cultiva papas, maíz, frutas, zanahorias, fresas y hierba para sus animales.
La escasez de agua en época seca también dejó de ser un problema en Huachi Chico, Huachi Grande y Santa Rosa.
Allí había cortes frecuentes. Ahora, hasta ahí se transportan 240 de los 400 litros por segundo para Ambato y Pelileo. 200 litros son potabilizados y luego distribuidos a 25 000 familias.