Redacción Mundo
Espoleado por la ola de críticas de los conservadores y por la caída de su popularidad, Barack Obama parece dispuesto a jugar su capital político en la reforma sanitaria, una de sus ofertas electorales de mayor calado.
Las pólizas son costosas
Estados Unidos es el país con los costos de sanidad per cápita más elevados del mundo. En promedio se gastan USD 7 900 por persona. Esta suma es más del doble que en otros Estados desarrollados.
Un sondeo conjunto de la cadena televisiva CNN y de Opinion Research Corp. mostró que el 67% de los encuestados apoya las reformas al sistema de asistencia médica después del discurso de Barack Obama, cifra que aumentó desde el 53% antes de la intervención del Mandatario estadounidense.
En un discurso que era esperado, la noche del miércoles 9, el Presidente de EE.UU. expuso ante el Congreso de su país las líneas maestras de la reforma integral que aspira a realizar en un monstruo de mil cabezas.
La comparecencia en el Capitolio tenía un objetivo claro: imponer autoridad en un debate que se le escapó de las manos a Obama en las últimas semanas.
El Jefe de la Casa Blanca planea llevar a cabo una reingeniería de un sistema de servicios de salud que gasta USD 2,4 billones al año, con el objetivo de dar paso a una cobertura integral, “la gran tarea inconclusa de este país”, según ha explicado.
Los objetivos del plan son tres, señaló el Presidente estadounidense: suministrar un seguro a los que carecen de ello, dar más seguridad y estabilidad a los que ya lo tienen y reducir los costos sanitarios para las familias, las empresas y el Gobierno.
Asimismo, repitió su compromiso de que la propuesta, que costaría USD 900 000 millones de aquí a 10 años, no incrementará el déficit del presupuesto.
Adicionalmente, el programa obligará a las aseguradoras a garantizar el libre acceso a todos los que quieran una póliza, sin discriminar ni rechazar por tener problemas de salud previos, ni modificar la cobertura por enfermedades imprevistas.
El plan de Obama también contempla la creación de un seguro operado por el Gobierno, conocido como “opción pública”. Precisamente, esta posibilidad es la que ha despertado una fuerte oposición de los críticos del programa, quienes dicen que pudiera afectar a las compañías de seguros y llevar a un dominio estatal de la industria.
El Mandatario estadounidense aspira a que la reforma sea aprobada antes de finales de año. Sin embargo, el Congreso aparece dividido y el debate se anuncia que será candente.
Si se aprueba finalmente, algo que ahora está en duda, la reforma de salud tocará a un sector que maneja multimillonarios recursos. El gasto nacional en salud representa 17,6% del PIB (una sexta parte de la economía). El lucro de este sistema es descomunal para aseguradoras, farmacéuticas y hospitales privados, que intentan torpedear los cambios, según observadores.
En forma paralela, el discurso de Obama puso al descubierto las falencias que tiene el actual sistema de salud. En el país más rico del mundo, alrededor de 47 millones de personas no tienen seguro de salud, y millones más tienen un seguro insuficiente, lo que provoca que no sean atendidos cuando es necesario y debido.
Se calcula que unas 18 000 personas mueren cada año como resultado directo de no tener un seguro, según los datos del Instituto de Medicina.
En EE.UU, la mayoría de los trabajadores recibe cobertura médica como beneficio de sus empleadores. Pero entre los latinos, una tercera parte no dispone de cobertura médica y una eventual reforma sanitaria seguirá excluyendo a los ‘sin papeles’.