Muchos ciudadanos lamentaron el repentino declive que sufrió el proyecto Teleférico, que venía convirtiéndose en un importante referente de la capital y en una de las grandes atracciones turísticas del Quito contemporáneo.
El proyecto inicial contemplaba la oferta de múltiples servicios como salas de cine, restaurantes, cafeterías, venta de artesanías, discotecas, juegos mecánicos, centros de belleza y masajes, entre otros, pero en la actualidad solamente han quedado pocos locales comerciales y algunos centros de entretenimiento.
La enorme expectativa y la asistencia masiva que generó el Teleférico en sus inicios, desde su inauguración a mediados de 2005, fue decreciendo conforme el público percibía que los precios de los servicios eran elevados y que, por los costos, parecían destinados a élites de ingresos medios y altos.
Cuatro años después, los encargados del proyecto han decidido relanzarlo y para eso empezaron a construir un complejo hotelero en el área donde funcionaban los locales comerciales. La intención es recuperar el flujo de turistas nacionales y promover la llegada de los miles de visitantes extranjeros que mensualmente vienen a Quito.
Lo importante ahora, en beneficio de todos, es que se aprenda de la experiencia anterior y se saquen las lecciones pertinentes. Los habitantes de la capital siempre están interesados en las propuestas culturales y de entretenimiento, pero, como corresponde, exigen que estas ofrezcan calidad y que sus costos sean accesibles.
Es esencial que quienes diseñan y ejecutan proyectos de esta envergadura tomen muy en cuenta la diversa capacidad económica de un público que siempre será heterogéneo.