La Terminal Terrestre ‘Jaime Roldós Aguilera’ de Guayaquil cuenta con rampas para buses totalmente remodeladas y restructuradas, lo que asegura una vida útil de al menos 30 años.
Este lunes 12 de octubre del 2015 el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, recorrió la nueva obra luego de cortar la cinta en el segundo piso.
El consorcio Terminal Terrestre Mediar, a un costo aproximado de USD 3,5 millones, acometió trabajos a lo largo de 309 metros en los niveles superiores y 7 184 metros en los inferiores.
“Se hizo un reforzamiento de las columnas en las cuatro rampas, dos en el nivel superior y dos en el inferior, sectores norte y sur. Fueron casi trece meses de un trabajo con el tráfico funcionando a medio carril, coordinando con los diversos departamentos, con horas extras y horarios nocturnos para terminar en el plazo establecido”, explicó Jorge Arce, superintendente de obra.
Los trabajos básicamente fueron en las rampas y los pórticos estructurales donde se aplicaron pernos especiales de acero. La intervención se debió, 30 años después de la construcción de la Terminal, por el deterioro en la carpeta asfáltica, por fisuras y deterioros en las columnas.
Eduardo Salgado, gerente general de la Fundación Terminal Terrestre de Guayaquil, explicó que se sacaron los parapetos o aleros que eran totalmente de hormigón, que hacían pesada la estructura, y se los reemplazó por una estructura liviana de aluminio. “Nos tocó reforzar y encamisar todas las vigas y los muros, es decir eliminar un poco la vibración y mejorar la circulación en general para beneficio de los 25 millones de viajeros que visitan la Terminal por año”.
Al inaugurar los trabajos el alcalde Nebot dijo que el costo de la obra estuvo totalmente autofinanciado por la Fundación Terminal Terrestre.
“Aquí servimos a 3 000 buses diarios, cerca de 1 millón de buses por año, con 25 millones de pasajeros que totalizan 55 millones de visitas al año sin tomamos en cuenta las personas que vienen a despedir a sus familiares, a hacer compras o gestiones bancarias en el área comercial o vienen al patio de comidas. Nosotros mantenemos uno de los mejores terminales terrestres del continente”, acotó el Burgomaestre.
Como parte de los trabajos finales, entre el 17 de agosto y 20 de septiembre se tuvieron que cerrar, por etapas, los dos niveles.
Klider Campos, director de operaciones y seguridad de la terminal, explicó que la operación de la terminal nunca se paralizó.
Durante un mes los usuarios de buses que salen desde la Terminal debieron embarcarse en lugares diferentes a los habituales. Para estas tareas se habilitaron los andenes de llegada de la planta baja. Y en ese tiempo los buses que arribaban lo hacían en el área de estacionamiento junto a la terminal de carga, donde se habilitaron 16 andenes de desembarque.