La Noche en Blanco, una muestra de arte en las calles madrileñas

Roxana Cazco Corresponsal en Madrid

Cerca de 800 000 personas llenaron las calles de Madrid en la cuarta edición de ‘La Noche en Blanco’, uno de los actos culturales más importantes de Madrid  que dura una noche entera, entre las 21:00 del 19 de septiembre y las 03:00 del día siguiente. 

Es una fiesta en las calles, la gente está muy animada.

Sara García
Madrileña Los asistentes se repartieron entre las 196 actividades que el municipio madrileño preparó para propios y extraños. La crisis económica no fue ajena  a la celebración, en la que se vio menos programas   monumentales que en pasadas entregas.

Aún así la fiesta blanca de Madrid fue apoyada por sus incondicionales y por los nuevos madrileños. El lojano Byron Orozco acudió con una decena de amigos ecuatorianos. Se tomaron fotos en cada esquina. “Nunca he visto a la Gran Vía iluminada así”, dice  este electricista afincado en España desde hace ocho años.

Justamente la calle mayor de  Madrid se ilumina en azul, fucsia, naranja. Los edificios intercambian colores de forma intermitente ante el asombro de todos.

La obra del artista iluminador Óscar Vázquez gusta mucho. Otra cosa que le sorprende a Byron es ver tanta gente en la calle y tan tarde. “Es la una de la mañana y las vías, plazas están llenas de personas. Esto en Ecuador no pasa, especialmente por la falta de seguridad”, dice el compatriota.

Una de las instalaciones que más llama la atención de los viandantes es la  que se ubica en el Paseo de El Prado.

‘Baila Conmigo’ es un proyecto de la coreógrafa Blanca Li, que junto con una veintena de bailarines enseñan al público a danzar.

La novedad es que las clases se transmiten a través de pantallas gigantes ubicadas  en las aceras y otros espacios abiertos.
Salsa, tango, merengue, los géneros más variados apuran a  los improvisados aprendices.

Sara García se inclinó por la danza del vientre. “Aprendí enseguida porque la profesora repitió muchas veces los mismos pasos”, cuenta entre risas la madrileña de 17 años.  De toda la noche blanca lo que más le ha gustado es el ambiente de esta expresión de arte público en España.  

Mientras Sara baila, miles de personas hacen colas interminables para acceder a los museos y edificios históricos de la ciudad.

El Thyssen Bonermisza, por ejemplo, mantuvo abierta la exposición de Matisse de forma gratuita hasta las 03:00.

Los aspirantes a entrar doblaban la manzana. Para ver la cocina del Palacio Real hubo colas desde las 21:00 hasta las 03:00. Al menos el cansado y paciente público recibió el ánimo de 20 bandas municipales que recorrieron los lugares donde se concentraban las filas con su música.

“Esto es multitudinario”, dice el peruano Sandro Cabrera, de pie, en la Plaza de Cibeles, mientras observa el río de gente que cubre la calle Alcalá. No ha venido por ningún evento en especial, pero ya sobre la marcha se enteró de la gran fiesta de música en Cibeles, que desde la 01:30  congregó a 43 000 personas, según el ayuntamiento madrileño.

La final nacional de la ‘Batalla de gallos’ –que reunió a miles de adolescentes en la Plaza de España-, música en las afueras del Círculo de Bellas Artes, pop y folk en el centro cultural ‘El Matadero’ y cine  completaron la propuesta cultural de la noche.

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